El ¿fallo? del reloj de la Puerta del Sol del que nadie se da cuenta: lo hemos visto mal siempre
Aunque hayamos tenido delante el clásico reloj, por ejemplo, en las campanadas o en una visita turística, hay un fallo del que no se habla
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El reloj de la Puerta del Sol es un icono de toda España y guarda muchas historias en sus interiores. Inaugurado en 1866 por la reina Isabel II, la leyenda urbana decía que se inauguró por el día del cumpleaños de la reina, pero es falso. De hecho, la primera fecha que se guardó como inauguración del reloj databa de octubre de 1830, pero en realidad se gestó 36 años más tarde.
Desde ahí, acompañado muchos años por la también clásica publicidad del Tío Pepe, ha sido la referencia para la hora en todo el país. Por ejemplo, la Radio Nacional de España lo usaba como referencia para las señales horarias, y las primeras campanadas no fueron emitidas hasta 1962. Desde ahí, multitud de anécdotas, como aquella en la que la presentadora de Televisión Española, Marisa Naranjo, dio como cuartos lo que en realidad eran las Campanadas, lo que hizo que muchos españoles se quedasen sin uvas para el inicio de 1990.
Sin embargo, esas historias se quedan pequeñas con un error real de construcción del reloj. Aunque es un error "intencionado", que digamos, pasa desapercibido en muchas visitas turísticas y, sobre todo, cuando en la noche del 31 de diciembre lo vemos de frente en la televisión. Y es muy curioso.
El ¿error? con los números del reloj de la Puerta del Sol que no conocías
En las fotos del reloj se puede ver, si te fijas bien, con que el número cuatro no está bien representado en números romanos. En esa nomenclatura, se utilizaría el signo 'IV'. Sin embargo, el que está estampado en un lugar tan icónico para marcar esa cifra es el de 'IIII', que es totalmente incorrecto... o no.
Hay varias explicaciones el respecto. De hecho, no es sólo un fallo de la Puerta del Sol. Por ejemplo, en el Big Ben de Londres también ocurre esto, y si posees un reloj de muñeca con los números romanos estampados, verás que también ocurre. Y esto no es porque sea un despiste generalizado: tiene sus razones concretas.
La primera, en el sentido global, es que cuando nació la numeración romana se inspiró en la etrusca, que usaba la terminación 'IIII' en vez de 'IV', que fue creado por los romanos. El término 'IV' coincide con las dos primeras letras de Júpiter en su momento, 'IVPITER', que era el dios supremo de la mitología en la Antigua Roma. Por lo tanto, varios relojeros, por temor a cometer una blasfemia, decidieron usar el IIII.
La otra teoría que tiene que ver con el Rey de Francia
Sin embargo, la razón por la que no se haya cambiado es que el Instituto Británico de Relojería considera que el IIII es más estético para un reloj que el IV que se usa en condiciones normales. Sobre todo, porque el IV es muy parecido al VI, que puede llevar a confusiones.
Pero no es la otra explicación que existe. De hecho, hay un relato de lo más curioso que a algunos convence y a otros no. Cuenta la leyenda que un relojero de 1370 hizo uno para la torre del Palacio Real en Versalles. El monarca de aquel entonces, Carlos V, dijo que no se escribía 'IV', sino 'IIII', porque no le gustaba cómo quedaba esa expresión. El relojero se reafirmó, pero el rey insistió en que él "nunca se equivoca".
Esta última teoría no está del todo confirmada ni muchísimo menos. Pero lo cierto es que es algo que damos como normal y que da pie a una historia curiosa.