El paso que debes evitar al exprimir un zumo de naranja para aprovechar al máximo sus vitaminas
La naranja es una gran fuente de vitamina C y de otros nutrientes, pero si optamos por tomarla en zumo debemos de tener en cuenta algunos consejos para no restarle propiedades
Madrid - Publicado el
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Una explosión de Vitamina C. Este es la idea que solemos tener en la cabeza sobre el consumo de la naranja, una de las frutas que siempre ha contado con una fama de excepción y que forma parte del desayuno habitual de muchos españoles. Además, cada variedad tiene su propia temporada, por lo que es habitual encontrarlas todo el año. Precisamente en España la temporada empieza en noviembre y termina en mayo-junio.
Una naranja de mediano tamaño cubre casi la totalidad de las necesidades diarias recomendadas de Vitamina C. Pero la naranja además es rica en vitamina A, flavonoides, ácido fólico y otros minerales como el potasio o el magnesio.
Todos ellos la convierten en un potente antioxidante que ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro, a fortalecer nuestras defensas, es buena para el crecimiento, con lo que puede resultar perfecta en los niños, y ayuda a que nuestras heridas cicatricen mejor y a que nuestro organismo absorba mejor el hierro.
Además, su fibra ayuda al buen funcionamiento de nuestro intestino, combatiendo el estreñimiento, al igual que los nitratos de carbono que contiene contribuyen al buen funcionamiento de nuestro sistema urinario. Reduce también los niveles de colesterol malo y mejora la circulación de la sangre, entre otros muchos beneficios.
ZUMO O FRUTA ¿MISMO APORTE?
Aunque a priori podamos pensar que no puede haber mucha variación entre consumir una naranja o un zumo, la hay, sobre todo, si hablamos de la cantidad de fibra y de azúcar. El zumo tiene bastante más azúcar, ya que lleva el equivalente a dos naranjas, además de tener mucha menos fibra.
CÓMO EXPRIMIRLO
Es por ello que lo recomendable sea comer la naranja entera ( sin la piel externa) con sus gajos y toda la fibra de la pulpa. No obstante, para quienes prefieran no prescindir del zumo en el desayuno, deben de tener en cuenta algunas premisas antes de pasar la naranja por el exprimidor. Así aprovechemos todos los beneficios que contiene este cítrico. De entrada no debemos de colar el zumo, ya que quitaremos la poca fibra que pueda tener y nos quedaremos sobre todo con agua y fructuosa.
ALBEDO Y PESO
Esas hebras blancas que vemos en la naranja tienen su razón de ser. El albedo, como se llama la capa blanca que nos encontramos entre la cáscara y los gajos, contiene muchos nutrientes y la mayor parte de la fibra de la naranja, que será la que ayudará a saciarnos y a impedir que nuestro intestino asimile la grasa, una combinación perfecta para mantener el peso a raya.
Por eso lo mejor es lavar bien las naranjas y pelarlas con un pelador de patatas para eliminar un capa muy fina de la naranja (que podemos reservar para hacer postres como bizcochos) y dejar la piel blanca. Cortamos la naranja en dos y después podemos hacer dos cosas: o bien exprimimos cada mitad en el exprimidor hasta el final, es decir, dejando que caiga la piel blanca, aunque sea en trozos grandes, o bien podemos echar la naranja directamente en la licuadora o en su defecto, en la batidora.
En cualquier de los casos el sabor de nuestro zumo será un poco más amargo, pero conseguiremos aprovechar todos los nutrientes de la naranja, reducir nuestro apetito y mejorar nuestro tránsito intestinal. Elijamos una u otra opción, dado el gran aporte energético del zumo, resulta más aconsejable tomarlo por las mañanas.