¿Influye tu peso en el riesgo de infección o gravedad de la covid?
En este tiempo se ha observado un incremento de la obesidad debido al sedentarismo por el confinamiento y al aumento de la injesta de alimentos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Así es, la obesidad es el principal factor de mal pronóstico en la infección por la covid. Paradójicamente, en este periodo marcado por la pandemia se ha observado un incremento de la obesidad entre la población. El sedentarismo motivado por el confinamiento, en combinación con el aumento de las situaciones de estrés y ansiedad, han propiciado un aumento de la ingesta de alimentos y, por ende, un aumento de casos. Según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), un 44% de los españoles aumentaron de peso durante el confinamiento.
Además, se han encontrado evidencias que sugieren que algunos factores relacionados con la obesidad confieren un mayor riesgo de infección por COVID-19, de hospitalización y de mayor gravedad respecto a las personas con normopeso.
En este sentido, Luis Verde, gerente del área sanitaria de A Coruña y Cee, ha alertado de que la obesidad -también la diabetes- y, "en alguna medida", el sobrepeso, agravan "de manera importante" la evolución de los pacientes de coronavirus. "No tienen especial predisposición a padecerla, pero sí afecta a la importancia de las complicaciones", ha explicado.
En la presentación del evento Diabetes Evolution, Verde ha explicado que han detectado tanto en el ámbito hospitalario como en Atención Primaria que esta enfermedad empeora la infección de Covid-19. Al margen de esta situación, el gerente del área sanitaria señaló que la diabetes es un problema de "máxima importancia" que "ocupa y preocupa" en los servicios de salud.
OBESIDAD, LA OTRA PANDEMIA
Según los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y supone un factor de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Este organismo internacional alerta también de que la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial y señala que cada año mueren cerca de 2,8 millones de personas por esta causa. En España, las cifras son inquietantes. Los datos proporcionados por la última Encuesta Nacional de Salud (MSCBS, 2017) indican que en la población adulta española la prevalencia de la obesidad estaba en el 17% mientras que el sobrepeso ascendía al 37%.
En el caso de los menores estos valores son, si cabe, más alarmantes, ya que el 10,3 % de los españoles de entre 2 a 17 años presenta obesidad y el 28,26% tiene sobrepeso, constituyendo España el cuarto país europeo de mayor prevalencia de obesidad en esta población (MSCBS, 2017).
SALUD MENTAL
Además del aumento de peso, la obesidad afecta también a la salud mental al estar asociada a Trastornos del Estado de Ánimo y de Ansiedad.
De hecho se ha observado un aumento de casos que son derivados desde la especialidad de endocrinología a la de psicología clínica para prevenir y tratar la obesidad.
Las patologías de la alimentación como la obesidad afectan de forma directa a la salud mental de los pacientes al estar asociada a Trastornos del Estado de Ánimo y de Ansiedad. En este sentido, desde la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR), apuntan a la colaboración multidisciplinar dentro del Sistema Nacional de Salud como elemento fundamental para el correcto tratamiento de los pacientes.
Las principales guías de práctica clínica en el tratamiento de la obesidad recomiendan incluir intervenciones psicológicas en el abordaje integral y multidisciplinar de la persona con sobrepeso y obesidad. De hecho, tal y como indica Miriam Félix, Psicóloga Clínica, Doctora por la UCM y experta en Trastornos Alimentarios y Obesidad, “el papel del Psicólogo Clínico es doble. Por un lado, permite a la persona entender cuáles son los factores psicológicos que le pueden llevar a comer de forma inadecuada y ayudarle a modificarlos, a la vez que monitoriza y promueve el cambio en la conducta alimentaria y la actividad física, y por otro colabora con otros profesionales sanitarios para facilitar la comprensión de la conducta humana y optimizar la pautas terapéuticas y, con ellas, los cambios de conducta”.
Miriam Félix, asegura además que “cada vez son más los estudios que señalan a los factores psicológicos como los causantes de la resistencia al cambio de hábitos de alimentación y ejercicio en personas con obesidad”. De ahí que desde la Asociación se estime imprescindible el abordaje terapéutico de los factores psicológicos para lograr cambios significativos y duraderos, siempre en el contexto de un tratamiento multidisciplinar.