Los síntomas de la oniomanía que puede cambiarte la vida: así es el síndrome que puede que tengas y no sepas
Se trata de un trastorno que afecta a muchas personas y que tiene tratamiento, aunque se agrava más con la Navidad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Puede que con el titular te hayas quedado perplejo, sin saber exactamente en qué consiste ese término, y aquí es donde te lo vamos a explicar. Porque es un síndrome que es posible que sufras y que no te hayas dado cuenta y que, encima, se te agrave durante la Navidad, ya que, en esta época, las compras y el consumo aumentan de una forma exacerbada.
Y es que la oniomanía no es otra cosa que ser un comprador compulsivo. Un problema que puede cambiarte la vida de principio a fin porque, aunque no te des cuenta de que lo haces, acarrea consecuencias para ti y toda tu familia. Se caracteriza por el placer que se experimenta cuando se compra y, también, cuando se planean las compras, lo que te hace ser un adicto y estar constantemente pensando en qué es lo próximo que vas a comprar.
Algo que, por cierto, afecta a nuestro organismo y a nuestra propia salud mental porque, aunque parezca que se experimenta más placer que culpa cuando se compra compulsivamente, lo cierto es que genera mucho malestar en la persona, que enseguida comienza a sentirse culpable por no saber controlar sus impulsos.
Pero, ¿cómo puedo saber si padezco de este síndrome? Pues para empezar, debes ponerte a pensar en la manera en la que enfocas las compras en tu vida, si estás pensando constantemente en ellas y si planificas parte de tu vida en torno a esas compras.
Ahora bien, hay una serie de síntomas con los que puedes identificar este síndrome. Por un lado, si eres adicto sentirás mucha ansiedad por consumir, así como insomnio y una preocupación excesiva por ir de compras.
Por otro lado, sentirás irritación constante y cambios de humor cuando no estás comprando, así como una grandísima insatisfacción cuando compres. Por último, cada vez que compres, siempre sentirás culpabilidad.
Si lo padeces, o alguien de tu entorno así lo hace, que sepas que existe tratamiento.
La dopamina es clave en el consumismo y, por eso, la psiquiatra Marian Rojas hace una aclaración muy interesante. La hormona no solo se activa cuando haces aquello que te aporta un placer, como ir de compras, también se activa cuando piensas en ir de compras: “Empiezas a navegar por Internet y vas mirando. Esta es la clave del consumismo. Caminar por la calle mirando escaparates pensando en lo que comprar, ese rato ya estás liberando dopamina, por ello la gente disfrutar yendo de compras”.
Durante las Navidades está “bien visto” ir de compras, mientras que en otros momentos del año, cuyas compras no estén justificadas, se ve como algo extraño que, día tras día, salgas a la calle en búsqueda de nuevos productos. “Es igual que el alcohol, está validad cuando es un día de fiesta, pero si te despiertas a la ocho de la mañana y te pones a beber vino, pues no”, advierte Marian Rojas.
Las adicciones como sentido de vida
La psiquiatra apunta que hay muchas personas que están “enganchadas” a las compras: “Una paciente me contaba que, cuando estaba triste, se metía en una página y se compraba tres o cuatro cosas. Le llegan a los tres días, se las prueba, pasea por su casa con ellas y se da cuenta de que no lo necesita. Sale, va a la tienda presencialmente a devolverlo y tiene la sensación de que, al haberle devuelto dinero, tiene una especie de vale con lo que se puede comprar otra cosa en el momento”. Marian Rojas recuerda que todos tenemos pequeñas adicciones reconocidas que son las que le dan sentido a la vida, ya que nos proporcionan esas sensaciones de las que hablaba al principio.
La psiquiatra aconseja que si eres consciente de tender a las compras compulsivas “lo mejor es borrarse las aplicaciones del teléfono en estas fechas” para evitar ver promociones. Además, es necesario evitar la exposición a la publicidad constante para evitar tener la sensación “de estar perdiéndote la oportunidad de tu vida”. Marian Rojas, para terminar, ha compartido uno de sus trucos que consiste en que “si entra algo, sale otra cosa”: “Si quiero unos zapatos, tengo que deshacerme de otros y si no hay ningunos que quiera que salgan, entonces no se compran los zapatos”.