Un profesor guarda lo que encontró en un supermercado y ocho años después es un descubrimiento histórico
Michael Skvarla bajó a por un cartón de leche y justo en la puerta del local vio algo que le llamó la atención, pero nunca creyó que fuera a tener el valor que ahora tiene
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Pensé que se veía interesante, así que lo puse en mi mano e hice el resto de mis compras con él entre mis dedos", así comienza la historia de Michael Skvarla en 2012. Ir al supermercado a comprar leche es una de las muchas cosas que puedes hacer en un día cualquiera. Ese Walmart iba a cambiar la vida de este estudiante de doctorado en la Universidad de Arkansas en ese momento. Ocho años después, ya como zoólogo del Laboratorio de Identificación de Insectos de la Universidad Estatal de Pensilvania, supondría un descubrimiento histórico.
El supermercado está cerca de las montañas de Ozark, como la famosa serie de Netflix. Lejos de la historia de esa familia exitosa en los negocios y que se va en picada por sus decisiones desafortunadas en la que Jason Bateman es el protagonista, está este profesor que se fijó en algo que había en la puerta del establecimiento. El hombre lo guardó en un cajón tras identificarlo erróneamente, pero en 2020, durante la pandemia que le obligaba a dar clases de forma telemática, lo rescató e identificó algo que años atrás no había visto. Tenía entre sus manos algo que iba a cambiar su vida.
En 2022, publicó sus hallazgos en la revista Proceedings of the Entomological Society of Washington y comenzó una nueva investigación que puede demostrar la supervivencia de una especie del jurásico. Los científicos aún no están seguros de por qué desapareció, pero han planteado la hipótesis de que la urbanización y los cambios de hábitat pueden haber influido. Los fósiles se remontan hace más de 160 millones de años. El hallazgo abre el debate sobre si poblaciones de este raro insecto han sobrevivido en las montañas.
Un descubrimiento histórico en un golpe de suerte de camino al supermercado
Codey Mathis, uno de los alumnos que asistía al curso, fue uno de los que se dio cuenta de que el primer análisis de Michael Skvarla podía ser erróneo. Es por lo que el profesor encargó una muestra de ADN molecular del ejemplar que acabó revelando su verdadera cara. Fue esa clase de entomología en la que mostraba la colección personal de insectos donde cambió todo. Tenía en sus manos una crisopa gigante, un enorme insecto de la era Jurásica que se creía desaparecido en América del Norte desde hace medio siglo.
En ese momento, el profesor Skvarla lo identificó erróneamente como una hormiga león, el nombre de una familia de insectos completamente diferente. Desde que confirmó su verdadera identidad, ha depositado el espécimen de forma segura en las colecciones del Museo Entomológico Frost en Penn State, donde los científicos y estudiantes tendrán acceso a él para futuras investigaciones. Ahora quiere demostrar que puede haber más ejemplares de la especie en Fayetteville. Quizá deba ir a por leche en la localidad del estado de Arkansas.