¿Qué fue del Frigo Pie?

Recuperamos uno de los helados más vendidos en nuestro país en época estival

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Todos tenemos en nuestra memoria la imagen indiscutible que nos indica que el verano ha comenzado. Te hablo de las cartas heladeras que encontramos a la entrada de cualquier piscina pública o en el chiringuito característico de cualquier playa. Una forma de combatir el calor en los meses tan duros que transcurren entre junio y septiembre aproximadamente. Veremos en qué quedan todos estos recuerdos este verano y si podremos continuar disfrutando de los helados mientras observamos ante nuestros ojos el mar.

Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de ?¬ラᆵ △ ▢ ? (@vickypinar) el 16 Abr, 2017 a las 9:38 PDT

Mientras, queremos rescatarte un helado “emblema” en la historia de nuestro país. Es el frigopie, un símbolo de la nostalgia. Apareció en la carta de su fabricante allá por el año 1983. Su textura cremosa con sabor a nata encandilaba a millones de niños. Pero si había algo característico en este helado era su peculiar silueta en forma de pie. Provocaba la curiosidad de todo el que adquiría este producto. Tanto fue el éxito que desembocó en la aparición de otras copias como el Frigodedo, que tenía la silueta de una mano con el índice levantado. No obstante, esta versión desapareció. A diferencia del Frigo Pie, era un polo helado con un sabor muy intenso de fresa.

El Frigo Pie fue el helado más popular de los años 80 y 90 y todavía hoy se comercializa. Como curiosidad, era uno de los helados más baratos hace varias décadas. Valía unas 45 pesetas (que equivaldría a unos 0,27 céntimos). Además es un helado “healthy” pues sólo cuenta con 75 calorías. El cremoso Frigo Pie es sin duda uno de los reyes del verano que, con el coronavirus sobre la mesa, veremos si sigue manteniendo su indiscutible fama.

Sus fabricantes han asegurado que querían crear algo innovador, y desde luego que lo consiguieron.

Recordamos además otros helados característicos que siguen todavía a la venta como el Calippo, que llegó a las heladerías españolas en 1984 y el Twistter, en 1986. Todos los nostálgicos recuerdan todavía esos sabores que permanecen a la venta... pero ya no con la misma ilusión. Ahora ese interés se traslada a los más pequeños de la casa. Desde la empresa que creó estos helados aseguran que entienden que estos helados han marcado una generación y que muchos niños y adultos han disfrutado con este tipo de productos.

Es muy probable que esto sea así porque asociamos el consumo de estos helados con una situación en la que nos encontramos cómodos y felices. En familia, o bien rodeados de los amigos que más nos importan. Una empresa española dedicada expresamente a la fabricación y comercialización de helados en nuestro país, lleva desde el año 1973 creando este tipo de helados que nos hacen las jornadas calurosas del verano más livianas.

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