Una chica cuenta cómo se quedó ciega de un ojo por las lentillas y se vuelve viral: "Cosas que todos hacemos"
Una tiktoker lo ha expuesto en sus redes sociales y ha visibilizado este problema del que no suele hablarse
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Para que te hagas una idea, en España un 55% de la población utilizamos gafas graduadas, o lo que es lo mismo, y redondeando, 26 millones de personas. Muchas de ellas optan por usar lentillas en lugar de gafas. Para algunas personas son más cómodas, otras dirán que ven mejor. Pero sin embargo, pocos hablan de los riesgos de usarlas.
Hay usuarios que alertan de la posibilidad de que un mal uso provoque un daño irreparable para la vista. Es algo que algunas personas han padecido en sus carnes, pero hasta que una tiktoker lo ha expuesto en sus redes sociales, un problema de este tipo no se había visibilizado en esta magnitud.
Una chica con mala suerte
Se trata de Nuria Jordá, conocida por haber padecido un tumor que le provocó disfagia, es decir, una enfermedad que le dificultad tragar elementos sólidos y líquidos. La joven ha expuesto en sus redes el proceso por el cuál ahora ha perdido un ojo. El mal uso de las lentillas ha sido la razón. Y como han sido numerosas las personas que le han preguntado qué ha hecho mal, la catalana ha hecho un vídeo explicándolo.
En primer lugar, fue el mal uso de la caja de las lentillas: "Yo llevaba con la misma caja desde la última vez que compré el bote de líquido". "Como no lo cambiaba me duraba una barbaridad", reconoce la joven. Ella comenzó con su problema en el ojo en septiembre y confiesa que llevaba el mismo bote "desde junio más o menos". "Lo que hacía era ir cambiado de caja de lentillas y decía ahí las guardo", explica. Y como estuvo usándola diez años, no le prestó atención.
El segundo error fue irse a la cama con ellas puestas: "Muchas veces me he quedado a dormir en casa de alguien y no tenía líquido de lentillas". La joven, en esas situaciones, decía: "Venga, las pongo en un vaso con agua normal y y mañana me las pongo". O en otros momentos, contaba que venía de fiesta y no se las quitaba: "quedan dos horas para las diez de la mañana que me voy a levantar". Por eso, pensaba "para qué voy a quitármelas, me las dejo puestas".
En las noches de fiesta en las que sí se las quitaba al volver a casa, lo hacía "a las seis de la mañana y me las había puesto a las diez". Pero es que, además, muchas veces no cumplía con una higiene mínima: "Para poner y quitarlas ni me lavaba las manos". Por ejemplo, estando en su habitación, sin moverse de la silla y sin lavarse las manos, procedía a sacarlas: "Estaba estudiando, me la quitaba, cerraba el bote y lo dejaba ahí". "Higiene 0", apostilla Núria.
Por último, la relación del agua: "Yo no tenía ni idea que no me podía duchar con lentillas". Sí que conocía que por el cloro o la suciedad, "suponía que piscina o playa" no eran buenas, pero para ellas son muy importantes las lentillas: "Yo es que me meto en la ducha con cinco dioptrías yo no veo nada".
Y advierte de que aunque "da muchísima pereza estar en el sofá", lanza una un llamamiento: "Hay que quitárselas, hay que dejar el ojo descansar". A este alegato le ha respondido una chica en los comentarios: "Cosas que todos hacemos con lentillas y a partir de hoy no pienso hacer".