Zarzalejos: “El balance de la etapa de Aznar fue bueno para el conjunto de Cataluña y España”

En el año 1996 el popular José María Aznar se hacía con la presidencia del Gobierno de España poniendo fin a catorce años de mandato socialista con Felipe González. Aznar gobernaría el país durante dos legislaturas hasta el año 2004 y a su lado, durante esos ocho años, estaría Javier Zarzalejos ocupando la Secretaría General de Presidencia.

El Partido Popular tenía las encuestas de su parte para conseguir una nueva victoria en la que sería la tercera legislatura de José María Aznar; sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero ganó los comicios contra todo pronóstico. Javier Zarzalejos cree que en la derrota popular de aquel año tuvo mucho que ver el atentado del 11M. “Zapatero culpa a Aznar”, cuenta Javier Zarzalejos, porque “a las puertas” de unas generales “se intenta establecer una relación de causalidad entre los muertos de Atocha y el Partido Popular”.

A pesar de la derrota, el que fuera Secretario General de la Presidencia del Gobierno cree que los votantes tuvieron “una valoración positiva” de la gestión de Aznar. Ocho años de Gobierno en los que, en opinión de Zarzalejos, tuvo que enfrentarse a tres grandes problemas: “el euro y la ampliación de Europa” que conllevó a emprender “reformas económicas y en la actividad diplomática”; el pensamiento del “empate infinito” con ETA, pues se pensaba que no se podría derrotar a la banda terrorista; y “el atentado del 11-S” con el que se produce un “replanteamiento de las relaciones trasatlánticas”.

Un conjunto de problemas que se sumaba a la intención de “bajar el paro”, “rebajar la deuda” o “cumplir” con la prometida “bajada de impuestos”. Y, en ese sentido, Javier Zarzalejos considera que la gestión de José María Aznar al frente del Gobierno de España tuvo un “balance positivo para el conjunto de Cataluña y España”. “Reivindico totalmente los años de Aznar absolutamente, fueron años de avance y progreso en todos los terrenos”, ha apuntado.

Su objetivo con esta obra, 'No hay ala oeste en La Moncloa', es desgranar una parte de la historia de España porque, según ha explicado el autor, “a veces intentar introducir una perspectiva del pasado sirve para ver o entender lo que ocurre en el presente”.