Informe COPE: España, del baby boom a una sociedad envejecida

Con menos nacimientos que muertes cada año, crecemos gracias a la inmigración

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Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

12 min lectura

España ha pasado de la explosión de natalidad registrada en los años 60 conocida como "baby boom" a un progresivo aumento de la edad media de la población de forma que 2 de cada 10 personas tienen más de 65 años en nuestro país y se calcula que la cifra siga aumentando para situarse en 3 de cada 10 en 2030. Según recoge el último Informe COPE, los fallecimientos superan anualmente los nacimientos desde hace 6 años, una clara pérdida de población progresiva que llevamos décadas compensando gracias a la inmigración.

De 9 millones de personas pasaremos a tener en 2030 más de 15 millones de personas en edad de jubilación y los nacimientos seguirán previsiblemente en mínimos históricos. La esperanza de vida crecerá también hasta mitad de siglo y ya hoy hay más de 120 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años, un cambio demográfico importante que según los expertos consultados por COPE que impactará en nuestras vidas además de obligarnos a repensar fórmulas que garanticen el estado de bienestar.

Un cambio demográfico, el de “La España envejecida” que analizamos de forma pormenorizada este 7 de marzo en toda la programación de ABSIDE MEDIA con la participación de los principales comunicadores del grupo. Carlos Herrera estará en Zaragoza, Oviedo y Burgos; Pilar García Muñiz en Murcia; Pilar Cisneros y Fernando de Haro en Valencia y Santander respectivamente y Ángel Expósito encenderá la Linterna desde Córdoba.

Una natalidad equiparable a la de los años de la posguerra

España es el segundo país europeo con menor tasa de natalidad (1,26 hijos por mujer) y tiene unas cifras de nacimientos equiparables a los años de la posguerra. En 2022 nacieron 329.812 bebés en nuestro país, la tasa más baja en 81 años, y se registraron 462.370 fallecimientos o lo que es lo mismo murieron 132.558 personas más de las que nacieron. En la última década la natalidad ha caído un 40 por ciento.

“Con la natalidad, objetivamente hay un problema porque no se cubre ni la tasa de reposición y esto significa que a medio plazo la población disminuye. Son cifras regresivas extraordinarias, en pocas décadas nos quedaríamos con una población similar a la de hace 40 ó 50 años, pero la inmigración es un poderoso factor de reequilibrio de la población que a su vez plantea otros retos y, a veces, dificultades sociales y de integración” explica a COPE Juan Carlos Jiménez, Catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales en la Universidad CEU San Pablo.

A su juicio, la baja tasa de natalidad no es reversible en las próximas décadas porque en España a la hora de tener hijos “está muy asentada la mentalidad de preferir calidad a cantidad, preferimos mayoritariamente tener menos hijos y darles más recursos que tener más hijos y tener una familia numerosa. Para ser eficaces, las políticas de estímulo de la natalidad deberían ser más complejas onmi comprensivas y potentes pero lo que, de verdad, debemos plantearnos es si de verdad necesitamos este tipo de políticas o si nos vale con un aumento de la población por la vía de la inmigración”.

Para Julio Pérez Díaz, demógrafo e investigador del CSIC, la situación demográfica no es alarmante porque, de hecho, tenemos la mayor población de la historia. Considera un logro social el actual patrón poblacional. Asegura que el descenso de la natalidad y el aumento progresivo de la edad media de la población no es un fenómeno nuevo sin o que lleva consolidándose un siglo y no es preocupante.

“Es verdad que se tienen pocos hijos, pero se tienen pocos hijos que viven el triple de lo que vivían hace 100 años entonces cuando nos preguntamos por qué la fecundidad es tan baja en el presente también podemos preguntarnos por qué era tan alta en el pasado y es que sencillamente no había opción: o la fecundidad era alta o directamente nos extinguíamos. En 1900 la mitad de las personas que nacían morían antes de cumplir los 15 años y ahora ya no ocurre y, en parte, si la población envejece es porque no se muere y eso es positivo”, señala Pérez Díaz.

¿Colapsarán las pensiones o la sanidad?

Para este demógrafo e investigador del CSIC nuestro sistema de pensiones es sostenible y que no hay riesgo de colapso porque, aunque la población en edad de jubilación es cada vez mayor también ha crecido la población en edad de trabajar con la incorporación de la mujer al mercado laboral y la aportación de los inmigrantes además de la mayor productividad del conjunto de los trabajadores con respecto a la que se registraba cuando estaban en activo las personas que ahora están jubiladas.

“No podemos limitarnos a comparar el número de trabajadores con respecto al número de pensionistas. También debemos tener en cuenta cuánta riqueza produce el sistema, cuáles son los índices de productividad, qué parte de los beneficios se vuelven a invertir en las nuevas tecnologías, nuevas organizaciones de trabajo y nuevos sectores económicos”, subraya Pérez Díaz que considera que detrás de la privatización de muchos sistemas de pensiones como el chileno hay grupos de presión especializados en predecir un colapso del sistema que no se cumple sin que luego nadie les pida cuentas por su error.

Sea como sea, a partir de 2023 empiezan a jubilarse los primeros integrantes de la generación más numerosa en España, algo que provocará un considerable aumento del gasto en las arcas de la Seguridad Social. Desde ahora y en las dos próximas décadas se prevé que se jubilen casi 14 millones de "baby boomers" (los nacidos entre 1957 y 1977).

En solo una década el gasto en pensiones ha pasado de 6.500 millones de euros mensuales a rozar los 12.000 millones de euros en febrero de 2023. Este año lo presupuestado para el gasto en pensiones asciende a 190.000 millones de euros. A esta partida se suma el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la “hucha de las pensiones” en julio y diciembre. Ahora tiene 1.205 millones de euros. Contrata con los 66.815 millones de euros que llegó a tener en 2011.

“Tendremos que inventar algo, de momento, la idea es alargar la edad de jubilación hasta los 67 años y no me extrañaría nada que dentro de nada, la siguiente propuesta fuera alargarlo hasta los 70 años -no solo por motivos económicos sino porque verdaderamente la calidad de vida permite que estemos más activos a edades más avanzadas-pero tenemos que tener cuidado con estas cosas porque el mercado laboral español es complejo y de mala calidad y no es capaz de absorber en buenas condiciones la población laboral existente” subraya Jiménez.

Necesitamos, en su opinión, trabajar en un mecanismo que garantizando las pensiones es decir sin bajar las pensiones nos permita garantizar los ingresos necesarios, una cuestión aún por zanjar.

Otro de los desafíos del envejecimiento de la población es el sistema sanitario, pero a juicio de Pérez Díaz, “aumentará, pero no solo por el hecho de que seamos más viejos que también sino porque además somos más exigentes con la salud porque somos más solventes y nos lo podemos permitir. Ahora nadie quiere tener los dientes desviados cuando hace una generación o dos te encontrabas con gente que había perdido todos sus dientes”.

La inmigración, motor del crecimiento español

A pesar del crecimiento vegetativo negativo en nuestro país (menos nacimientos que defunciones de forma ininterrumpida desde 2017), entre 2001 y 2023 la población española ha pasado de ser 41 millones a más de 47,5 millones de personas. Hemos ganado más de seis millones de personas lo que supone casi un 15 por ciento más de población.

“Es difícil a un tiempo estar en crisis demográfica y tener la mayor población que hemos tenido en nuestra historia. Considero el cambio demográfico como lo mejor que nos ha pasado, el mayor signo de progreso de la humanidad. Hemos ganado miles de trabajadores porque la reproducción es más eficiente y también por el saldo migratorio positivo, solo en 2007 teníamos un superávit de 700.000 personas en España así que no se preocupe nadie que viene y vendrá gente aquí a trabajar” subraya Pérez Díaz.

Para el profesor Jiménez: “España, sobre todo desde finales de los años 80, se convierte en país de acogida en proporciones realmente sólidas, estamos hablando de 8 a 10 millones de personas quienes a su vez han generado unas generaciones subsiguientes con unas tasas de natalidad un poco por encima de las de los autóctonos. Las corrientes migratorias nos obligan a repensar los espacios urbanos, pero sin esa inmigración no se imagina nuestro futuro”.

Considera este catedrático que, precisamente por ello, es también necesario un cambio de mentalidad que facilite su integración en nuestro país no exenta de riesgos: “Si nosotros seguimos viendo al otro como un extraño o como un raro tendremos problemas permanentes de incorporación si los vemos, como lo que yo creo que es, y es que son uno más que vienen a integrarse y a buscar su lugar en una sociedad abierta, las cosas mejorarán”.

Según las proyecciones del INE, nuestro país ganará más de cuatro millones de habitantes en los próximos 15 años y más de cinco millones hasta 2072 debido a las migraciones.

Muchos pueblos de España en peligro de desaparición

Si a nivel nacional hemos ganado población, no ocurre lo mismo con los pueblos de España. Más de 5.000 de los más de 8.000 ayuntamientos que hay en nuestro país han perdido población en la última década y lo mismo ha ocurrido en 29 capitales del interior y en pequeñas ciudades. Las poblaciones consideradas en riesgo demográfico ocupan la mitad de la superficie geográfica en España.

En los municipios de menos de 5000 habitantes, 1 de cada 4 personas tiene más de 65 años; en los de menos de 1000 habitantes 3 personas de cada 10 superan la edad de jubilación y el 15 por ciento alcanza los 80 años. Y en 8 de cada 10 pueblos el saldo vegetativo es negativo.

“Está claro que será imposible volver a los censos que teníamos en el pasado y que muchos pueblos van a desaparecer. Solo se mantendrán los que sean capaces de buscar y encontrar fórmulas de emprendimiento en su territorio más allá de la actividad rural. También hay que diferenciar entre empadronamiento y residencia porque cada vez más la gente pasa temporadas en los pueblos ya sea entre semana o determinados meses del año”, subraya Miguel Gracia, presidente de la Comisión de Despoblación de la Federación Española de Municipios y Provincias, presidente de la Diputación de Huesca y alcalde de Arén.

Dos de las claves para atraer población joven a la España rural son, en su opinión, la conectividad a Internet y, aún más problemático hoy en día, el acceso a la vivienda para el que se deben acometer importantes rehabilitaciones de casas abandonadas y desocupadas: “Lo que no es bueno es que la pirámide esté invertida y estamos trabajando para que haya más gente que se instale y viva en nuestros pueblos”.

Para Jiménez “el 70 al 80 por ciento desaparecerán porque no se pueden mantener pueblos de 15 personas y la mayoría con más de 70 años y no hay recursos suficientes como para darles la calidad de vida que requieren”.

Los mayores más longevos y más activos durante toda la vida

Con el paréntesis de la pandemia, la esperanza de vida ha aumentado progresivamente en España y supera los 83 años en nuestro país. Hace dos décadas era de algo más de 80. Lo previsible según las últimas proyecciones del INE es que nuestra longevidad siga creciendo hasta 2050. Y en 2070, según esas previsiones, habrá 226.932 personas mayores de 100 años frente a los 14.227 centenarios en este momento. Ese año la esperanza de vida en hombres será de 86 años para los hombres y de 90 años en las mujeres lo que nos obligará a replantearnos nuestra forma de vivir y de planificar para esos años extra.

78 años tiene en este momento Inmaculada Ruiz. Es vicepresidenta de la Plataforma de Mayores y Pensionistas y vive en un pueblo de 20 personas cercano a Ávila. Reconoce que los mayores de hoy son muchísimo más activos que los de las generaciones anteriores: "gimnasia, ejercitar la memoria y todo el día trabajando. Yo ahora mismo me tengo que sentar en el ordenador y hasta las diez de la noche no me voy a mover porque tengo muchísimo trabajo por hacer”.

Ruiz recuerda con nostalgia cuando en la localidad había un médico accesible a diario y con el que se podía charlar de salud y de todo lo demás: “Ahora yo llamo al médico y por teléfono me dice que me tome una serie de cosas sin verme y para tener una consulta presencial hay que pedir cita y solo es posible un día por semana y en ellas tampoco te auscultan”.

No es lo único negativo que recalca: “Tú vas a un supermercado y empiezan a mirarte con mala cara porque tardas en sacar la tarjeta o en marcar tu código o porque entorpeces el paso al tratar de leer unas etiquetas que no vemos bien”.

Subraya que 7 de cada 10 mayores están sufragando los gastos de sus hijos y de sus nietos con su pensión. Desde la PMP luchan por blindar esas prestaciones sociales en la Constitución Española porque como dice Ruiz: “A nosotros nos han llegado y ahora se trata también de que las tengan las futuras generaciones”.

El futuro en la atención a los mayores

Los servicios para mayores han evolucionado muchísimo en las últimas décadas, hoy están cada vez más profesionalizados y hay cuidados a domicilio, viviendas adaptadas con todo tipo de servicios que se pueden contratar ya sea médicos, de limpieza o de alimentación además de residencias de mayores que también se están modernizando. Lo explica a COPE Sema Pérez Fernández, enfermero y coordinador técnico asistencial en Domus Vi, empresa especializada en el cuidado de los mayores.

Dos son, a su juicio, las tendencias en el cuidado de los mayores: fomentar su bienestar con el máximo nivel de actividad que puedan mantener y hacerles partícipes de sus propios cuidados.

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