El Bayern de Múnich gana su sexta Copa de Europa gracias a un gol de Coman

Un gol de Coman da a los bávaros su sexto título continental. Tras su primera final, el proyecto millonario del PSG tendrá que esperar para reinar en Europa.

Resultado del PSG-Bayern

La plantilla del Bayern de Múnich levanta su sexta Copa de Europa (EFE)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

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Centro de Kimmich desde el pico derecho del área que remata de cabeza picado Coman en el palo contrario cruzando la pelota ante Keylor Navas.

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Nadie ha hecho más ni mejores méritos para ganar la Liga de Campeones de esta temporada que el Bayern Múnich, cuyo recorrido hasta el título ha sido tan impecable como su desenlace: campeón de Europa con un 0-1 al París Saint Germain por un gol de Kingsley Coman y dos paradas de Manuel Neuer.

En dos detalles, en el dominio de las áreas, la propia y la ajena, quedó determinada la resolución de la final de la competición de las competiciones de clubes, que despertó de nuevo la frustración del PSG, al que no le basta con ganarlo todo en Francia, pero tampoco le alcanza, al menos de momento, para triunfar en Europa.

Para eso fichó a Neymar -222 millones de euros- o a Kylian Mbappé -180 millones-. Ambos en 2017. Y acumuló rebosantes individualidades a golpe de elocuentes inversiones para armar un equipo que esta vez sí ha sido capaz de ir más allá de los cuartos de final, incluso al partido definitivo, pero mantiene pendiente su objetivo original.

Seis Copas de Europa tiene ya el Bayern, que, siete años después, reconquistó el inigualable y poderoso cetro que todos persiguen pero nada más está al alcance de muy pocos, no sólo a lo largo de un año o dos, sino de toda la historia; el título que incluye el nombre del equipo en la leyenda del fútbol; por mucho que el actual haya presentado un formato, a través de una final a ocho, y unas circunstancias especiales por la pandemia de la COVID-19.

Pero nada resta tamaño a su victoria. El Bayern Múnich ha sido el mejor. No hay interpretaciones posibles. Ni matices. Lo ha ganado todo en esta edición de la Liga de Campeones; cada uno de los once partidos que le han dirigido con la rotundidad de un favorito invencible hasta la fase final y la cima en Lisboa, con una cantidad de goles increíble en un torneo tan corto, 43 tantos -una media de más de cuatro por duelo-. Una barbaridad. Como su esprint final, en el que además ha lucido una autoridad inusitada en rondas tan altas.

El 7-1 al Chelsea entre los dos encuentros de los octavos de final; el tremendo 2-8 al Barcelona en los cuartos; el ejercicio de eficacia contra el Olympique de Lyon, al que doblegó por 0-3... Y la culminación este domingo contra el París Saint Germain, sin tantos alardes, pero con la misma eficacia que siempre transmite.

Mientras queda en cuestión la hegemonía del modelo español en los últimos tiempos en la 'Champions' -ni Real Madrid ni Atlético de Madrid ni Barcelona ni Valencia han ido más allá de los cuartos de final en esta edición-, surge un equipo cuyo techo hoy es imperceptible. Lo predicen sus números: 21 victorias seguidas, 30 partidos invencible y 33 triunfos en 36 encuentros a las órdenes del impactante Hans Flick, su entrenador desde el pasado noviembre.

Desde luego, no ha sido su límite la Liga de Campeones de este curso. Ni tampoco el multimillonario París Saint Germain. Ni Neymar ni Mbappé ni Di María. Ni siquiera tales futbolistas ni tal equipo, a los que derrotó con un ajustado 0-1. Porque el Bayern también gana por la mínima. También sabe sufrir. Y tiene un portero indiscutible.

Porque el Bayern de hoy tampoco sería lo que es -y ni mucho menos habría llegado dónde está- sin su guardameta. Neuer es historia y presente. Es el recurso que el equipo alemán contrapone a la vulnerabilidad atrás que evidencia por la altura de sus líneas. Él frustró a Neymar en la primera ocasión. Dos veces en un instante. Dos paradas decisivas. Al borde del descanso, Mbappé le regaló un remate que era gol o gol.

Luego hubo algún ejemplo más en el segundo tiempo; por ejemplo, otra vez desde el suelo, cuando apagó otra inmejorable opción de Marquinhos. Las primeras fueron aún con 0-0, ésta ya con el 0-1 a favor de su equipo,

El PSG entendió mejor el primer tiempo. Su presión fue más eficaz y su plan más clarividente: recuperó la pelota con celeridad, muchas veces en campo contrario, y con la misma velocidad lanzó sus ataques, enfocados al perfil izquierdo de su ofensiva, a Mbappé, que durante un rato desbordó todo lo que quiso a la espalda de Kimmich.

Mbappé es un avión con el balón. Nadie puede medirse en rapidez con su zancada. Ni con esa conducción imponente. Pero le falta aún mucha más contundencia en el remate, al menos este domingo. En asociación con Neymar o Di María es un ataque que pone en jaque a cualquiera, como hicieron unas cuantas veces al bloque alemán, pero sin la precisión que exigen los últimos metros. Ni el brasileño ni el francés ni el argentino, que también tuvo la suya, aunque la malgastó por altura.

Hubo entonces más ocasiones que juego. No fue una excepción el Bayern. Entre tantos partidos en uno, con el éxito en la presión alta como el eje que dividió el mejor momento de uno u otro equipo, Lewandowski es un filón para él. Siempre está ahí, atento. Y siempre encuentra el margen suficiente para alguna oportunidad. Dos en el primer acto: una media vuelta al poste y un cabezazo centrado.

Dos avisos del poder que tiene el Bayern, que ni en el partido previsto, ni en el juego que pretendía, se sentía al menos con las mismas posibilidades, o más, que su oponente. Y con los infinitos recursos que tiene, como Kingsley Coman, la irrupción del once... Y el goleador: de cabeza, al borde de la hora, a servicio de Kimmich.

El extremo rompió el encuentro. No sólo eso, sino que de pronto promovió las dudas de su rival, que pasó unos minutos de readaptación, esos momentos indispensables para asumir un golpe de tal entidad en un partido de tanta magnitud, pero que resurgió de nuevo, insistente hasta el fin, hasta el pitido final del árbitro, que coronó de nuevo al Bayern y a Neuer. El PSG rebusca su sitio.

FICHA DEL PARTIDO:

0 - París Saint Germain: Keylor Navas; Kehrer, Thiago Silva, Kimpembe, Bernat (Kurzawa, m. 80); Herrera (Draxler, m. 72), Marquinhos, Paredes (Verratti, m. 65); Di María (Choupo Moting, m. 80), Neymar, Mbappé.

1 - Bayern Múnich: Neuer; Kimmich, Boateng (Sulé, m. 25), Alaba, Davies; Goretzka, Thiago (Tolisso, m. 86); Coman (Perisic, m. 68), Müller, Gnabry (Cotinho, m. 68); Lewandowski.

Gol: 0-1, m. 59: Coman.

Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Amonestó a Davies (m. 28), Gnabry (m. 52), Sule (m. 56), por el Bayern Múnich, y Paredes (m. 52), Neymar (m. 81) y Thiago Silva (m. 84), por el París Saint Germain.

Incidencias: final de la Liga de Campeones disputada en el estadio de La Luz de Lisboa sin público.

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