Cáritas

Las cocinas solidarias autogestionadas, un modo de dar el pez y la caña

Las llamadas 'Esperanza de la Yedra', en Jerez, y 'Virgen del Carmen de Bonanza', en Sanlúcar, son ejemplos de un provecho que intenta desafiar a la crisis

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Comedores sociales autogestionados, una apuesta por la promoción de la persona

Gabriel Álvarez

Jerez - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los pasos que viene dando Cáritas desde el histórico asistencialismo, nunca abandonado por tratarse del modo de atender las necesidades inmediatas de las personas más desfavorecidas, hasta una verdadera promoción que conduzca al acompañamiento en los procesos de crecimiento e incorporación laboral y social sigue incorporando hitos interesantes que conocer. Y las denominadas cocinas solidarias autogestionadas son un buen ejemplo que, además, no se apartan de una necesidad fundamental cotidiana: la alimentación.

'El Espejo de Asidonia-Jerez' de este viernes se acerca a esta realidad gracias a Mila Díaz, coordinadora general de Cáritas Diocesana, quien presenta el trabajo que se está haciendo en los dos establecimientos de este tipo con los que se cuenta en este territorio eclesial: las existentes en Jerez de la Frontera con el nombre 'Esperanza de la Yedra' y en Sanlúcar de Barrameda y llamada 'Virgen del Carmen de Bonanza'. La primera está vinculada a la cofradía que le da nombre, la segunda se ampara en una advocación de María también con mucho arraigo.

ALIMENTO Y EMPLEO

Las donaciones alimentan la despensa de sendas cocinas solidarias mientras su actividad de elaboración en los fogones procura no sólo comida a las personas desfavorecidas que se ven integradas en cada una de ellas sino también una oportunidad de empleo. Formados en las labores vinculadas a la gastronomía, ya se han producido casos de incorporación al sector de la hostelería. "Las transformaciones que se van produciendo en sus vidas" son una realidad que constatan concienzudamente desde Cáritas Diocesana que los acompañan con voluntariado.

¿Pero cómo funcionan? "Se hacen grupos que, de la mano de las Cáritas parroquiales, tiene en los voluntarios a los responsables de las derivaciones de las familias de acogida, de los posibles participantes, que se coordinen y participen, que sean del perfil idóneo, hacen el trabajo en las cocinas, buscan donantes, aportan ellos también económicamente", explica la coordinadora general. "Y salen preparados para ser pinches en la hostelería", manifiesta con entusiasmo insistiendo en esa parcela sociolaboral tan importante en la promoción personal.

Pero no son buenos tiempos, sin embargo, estos de la pandemia para sendos proyectos. "La de Sanlúcar está parada ahora", reconoce Mila Díaz, mientras la de Jerez se mantiene activa. Y, con todo, toca vivir estas realidades con esperanza, en la convicción que llegará el momento de aprovechar aún más las posibilidades de estos proyectos.

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