Asidonia-Jerez

Monseñor Rico: "San José nos enseña a ocultarnos con Jesús"

El obispo diocesano desgrana, en su reflexión semanal, tres grandes enseñanzas a tener en cuenta cuando el Año Josefino llega ya a su final

Gabriel Álvarez

Jerez - Publicado el 09 dic 2021, 16:34 - Actualizado 10 dic 2021, 12:03

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La Solemnidad de la Inmaculada Concepción ha traído consigo, junto al tributo a María Santísima que le es propio, la finalización del Año de San José convocado por el Papa Francisco para conmemorar los 150 años del decreto 'Quemadmodum Deus', con el que el Papa Pío IX declaró al Patriarca patrono de la Iglesia. Esa conclusión es la que motiva el contenido de la reflexión semanal que, para la programación socio religiosa de COPE, ofrece en esta ocasión monseñor José Rico Pavés, el obispo asidonense. No te la pierdas. Este viernes sonará en antena, en 'El Espejo de Asidonia-Jerez'. Puedes escucharla también aquí.

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Monseñor Rico: San José nos invita a ocultarnos con Jesús

"En la tarea de caminar juntos tenemos siempre a San José como Patrono", recuerda el pastor al comienzo de su comentario que pronto se orienta en dirección hacia las "lecciones de gran importancia" que nos ha dejado el mencionado año. Tres son las esenciales que presenta y que busca recordar al llegar a este momento. Las señala de modo analítico y con vocación de provechosos alientos pastorales que nos inviten a tomar el ejemplo de aquél que, desde la modestia de su actitud que nunca de su importancia en la Sagrada Familia y en la Iglesia en general, tanto tiene que enseñarnos. Así los indica Rico Pavés:

"San José nos recuerda que en la vida cristiana necesitamos ocultarnos con Jesús. Comparado con los apóstoles, San José nos enseña algo singular: mientras los apóstoles serán llamados para anunciar a Cristo al mundo entero, San José es llamado para ocultar a Jesús y a María en el ritmo cotidiano de una vida sencilla. Para poder ser testigos de Jesucristo en el mundo necesitamos, primero, sabernos ocultar con Él, como José y María, protegiendo su presencia en nuestra vida diaria, en nuestro trabajo y en nuestros descansos, en nuestras entradas y salidas"
"San José nos recuerda la necesidad que tenemos todos de experimentar el amor que nace de un corazón de padre. En el amor paterno de San José, Jesús niño reconoce el amor del Padre eterno. En el amor materno de María, el hombre Jesús experimenta el amor entrañable de Dios, como un niño en brazos de su madre. La grandeza del amor divino se oscurece cuando arrancamos de nuestro mundo la posibilidad de amar con corazón de padre al estilo de San José".
"San José nos enseña con su vida lo que Jesús nos propondrá con sus palabras: en el Reino de los Cielos los últimos son los primeros. De San José aprendemos en arte de saber trabajar en la sombra, no buscando el reconocimiento humano ni los primeros puestos sino sirviendo de forma callada y oculta".