Algar se sacude el dolor por la muerte de Lele y espera respuestas para lo ocurrido en el Tajo del Águila

Algar está de luto oficial hasta el mediodía de este martes. Los vecinos aún no se explican lo ocurrido y se acogen con aplicación al secreto de sumario para evitar pronunciarse. Al menos públicamente. La aparición en su finca del cadáver de Lele, como conocían en todo el pueblo a la ciudadana británica Lesley Anne Pearson, de 74 años de edad, ha conmocionado tanto como la detención por estos hechos de Francisco Javier Becerra, de 45 años de edad y de una familia muy conocida de esta pequeña localidad serrana.

José Carlos Sánchez, panadero y nuevo alcalde algareño, presidía ayer una concentración que, guardando un minuto de silencio, hizo patente a partes iguales el dolor y la prudencia. No en balde, la Guardia Civil prosigue con la investigación tras el macabro hallazgo en lugar tan paradisíaco, por otra parte, como es el Tajo del Águila. Allá donde se asoma el Parque Natural de los Alcornocales siguen esperando respuestas que expliquen porqué ha perdido su tranquilidad esta agradable localidad de 1.400 habitantes.

“Lele es una mujer que llegó desde la costa a vivir aquí con su pareja y se hizo muy conocido porque se dedicaba a dar masajes en su finca, casi todo el pueblo pasó por allí”, recuerda el alcalde quien añade que “era agradable, simpática, normal, como cualquier otra persona del municipio”.

Sánchez cree, además, que tenía una “muy buena relación” con el detenido lo que incrementa aún más la sorpresa tanto por la muerte como por la detención. Javi, así lo conocen en el pueblo, se encargaba de cuidar el jardín y las plantas de 'Casa Lele', como luce un rótulo a la entrada de esta finca con vivienda de unos 500 metros cuadrados sobre cuya situación de posible venta sobrevuelan incertidumbres en el pueblo. La víctima sólo se hacía presente en Algar en algunas etapas y, desde que falleció su marido, se trasladó a vivir a Estepona.

El alcalde reconoce que circulan dos versiones en Algar: “Primero se comentaba que la finca se iba a vender a unos rumanos pero luego se ha dicho que no, que ella pudo darle (al empleado detenido) la potestad para ir vendiendo el mobiliario ya que ella quería trasladarse de nuevo a la costa al quedarse sola”. Deja sentado, en cualquier caso, que no se trata más que de rumores a la espera de conocer lo que den de sí las investigaciones cuyos detalles se mantienen en secreto de sumario.

“Estamos pasando unos días intranquilos pero eso no quiere decir nada, aquí en Algar nunca ha pasado nada igual, es un pueblo muy acogedor” insiste José Carlos Sánchez verdaderamente convencido de que “cualquier persona que viene se va diciendo vaya pueblo más bonito”. “Que un hecho puntual como éste no modifique el volumen de visitas que solemos recibir encantados”, concluye.