Covid-19
La Sierra de Cádiz testimonia la contención tras la apertura del cierre perimetral
La tranquilidad marca el desarrollo de este sábado en el que la inestabilidad meteorológica ayuda en pueblos como Grazalema, Villaluenga, Zahara de la Sierra o El Bosque
Jerez - Publicado el - Actualizado
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Las nuevas medidas andaluzas ante la evolución de la pandemia permiten la salida de los respectivos términios municipales, con alegría para quienes ansiaban mayor movilidad de la que hasta el momento se había permitido y también con el temor que el riesgo de afluencias masivas a determinados lugares muy apetecidos generara. La llegada del fin de semana avisaba de la posibilidad de concentraciones. Y, en la provincia de Cádiz, es buen testigo la Sierra y sus muchos atractivos. Pero comienzan este par de días de asueto con buenas noticias.
La tranquilidad marca el desarrollo de este sábado en el que la inestabilidad meteorológica ayuda a una contención que, de momento, parece tener sitio en los planes de los ciudadanos.Grazalema, Villaluenga del Rosario, Zahara de la Sierra o El Bosque ya vinieron ofreciendo las más temibles imágenes en pasados puentes como los del Pilar o Todos los Santos. La belleza de parques naturales como los de la Sierra de Grazalema o Los Alcornocales, sumados los alicientes gastronómicos y tantos otros ingredientes daban pie a ello. Pese a la pandemia.
El freno necesariamente sufrido durante el reciente puente de la Constitución y la Inmaculada se ha visto ahora continuado por nuevas medidas en puertas de este fin de semana en el que la mirada a la Sierra era obligada, por apetencia o por prevención. Y la primera impresión no puede ser más traquilizadoramente desoladora. Calles vacías, rutas sin senderistas, restaurantes ávidos de un público que apenas se hace presente, aparcamientos en los que sobran los hueco... Ésa es la realidad que la mañana ha brindado, de momento.
EL EJEMPLO DE EL BOSQUE
Llovizneaba a media mañana en El Bosque. Puerta del Parque Natural de Grazalema y con un equipamiento hostelero agradable, se trata de uno de los observatorios clave para saber cómo se presentan las cosas. La Venta Julián es un clásico para, recién llegados, toparse con los manjares serranos en un desayuno como Dios manda. La propiedad lo deja claro. No esperan a mucha gente. En su comedor, junto a los lugareños, apenas dos parejas de visitantes se preparan para echar el día allí.
Una de ellas, llegada desde Jerez de la Frontera, no ocultan su grandísima satisfacción por poder acceder a su segunda vivienda. Han pasado estos días de cierre perimetral escudriñando los límites del término municipal. "Hemos llegado hasta donde nos ha dejado", dice él. Es así como han reconocido ese otro patrimonio rural cercano pero menor visitado por todos: las pedanías y barriadas rurales. Los establecimientos de estos núcleos de población han hecho su pequeño agosto durante el impedimento de ir más allá y llegar hasta la Sierra.
LLEGAR BIEN A NAVIDAD Y EVITAR UNA NUEVA OLA
Reabrir la casa, encender la chimenea y tomar una copa de vino entre las prestigiosas grasas animales de la charcutería y la quesería de la zona han aliviado tras el tiempo de cierre. Ellos son los primeros en agradecer la tranquilidad que se han encontrado en el lugar. La contención, al menos en la Sierra, es un hecho. Llegar bien a la Navidad dando continuidad a la bajada paulatina de la segunda ola de coronavirus parece posible. Al menos juzgando las imágenes que llegan desde El Bosque.
Ni el overbooking en pleno sendero del río Majaceite, que ofreció en octubre imágenes de preocupante interés nacional, ni las colas en los establecimientos de hostelería asoman por ningún lado. Sólo una, en el recuerdo, del primer premio de la Lotería de Navidad de hace unos años, da algo de ambiente al pueblo: la correspondiente a la administración. Mejor que toque ese sorteo y no el otro, el de nuevos rebrotes y olas, para el que sin embargo, este fin de semana al menos, no parece que haya muchos dispuestos a comprar décimos.
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