El secreto de los usos y costumbres del pasado está en las criptas de las iglesias

Todo está en los huesos. O buena parte, al menos, de lo que necesitamos saber sobre cómo éramos, cómo vivíamos y cómo nos organizábamos socialmente en el pasado. De ello está convencido el antropólogo forense Gonzalo Castro, doctor en Historia por la Universidad de Sevilla, Master en Patrimonio Arqueológico por la Universidad de Cádiz y profesor asociado al Instituto de Formación Profesional en Ciencias Forenses e investigador asociado del FAPAB Reserch. Es arqueólogo en ejercicio y especialista en bioarqueología y antropología física y forense.

Tanta cualificación académica y profesional a sus 41 años no parece ser, desgraciadamente, suficiente garantía para conseguir la financiación que necesita su última y más notoria pretensión: un proyecto de investigación sobre Antropología Física y Paleopatología de las criptas de la Diócesis de Jerez. Bregando anda en ello, ilusionado con los resultados que puede obtener y, como tantos científicos en toda España, a punto del desengaño sobre el cariño, traducido en apoyo real, que sea posible en este país tan acostumbrado a la fuga de cerebros. Pero no ceja en el empeño.

COSTUMBRES FUNERARIAS BARROCAS Y PALEOPATOLOGÍA

Busca trasladar su trabajo, junto al historiador y arqueólogo por la Autónoma de Madrid Ricardo Ortega, a las criptas de diversos templos. La Catedral del Salvador, las parroquias de San Miguel y San Marcos y las iglesias de San Juan de los Caballeros y San Mateo, todas ellas en el casco histórico de Jerez de la Frontera, le ofrecen acceso posible. A partir de ahí se pondría un marcha un complejo protocolo que partiría de la oportuna documentación y revisión blibliográfica relativa a antropología física, arqueología funeraria, costumbres funerarias barrocas y paleopatología.

La limpieza y clasificación del material óseo cedido para el estudio, el estudio antropológico de los restos de las criptas con pretensión de obtener datos mínimos sobre sexo, edad y altura, otro paleopatológico de estos restos para conocer de modo aproximado enfermedades y patologías y el consecuente estudio y análisis de los datos conseguidos para obtener las conclusiones que procediera completarían este esfuerzo junto a un análisis bibliográfico especializado que se centraría en estudios antropológicos y paleopatológicos.

"EL PATITO FEO" DE LA ARQUEOLOGÍA

"Apenas hay investigaciones al respecto, no solo en la ciudad sino en toda nuestra zona", dice Castro convencido de que "esto nos puede dar aportaciones para la actualidad". "Estamos hablando de los jerezanos de tiempos pasados que pueden aportarnos mayor conocimiento sobre cómo eran, qué comían, qué enfermedades tenían e, incluso, cómo han evolucionado éstas a lo largo del tiempo", añade. Espera conseguir apoyo público y/o privado, "sería genial que pudieran ayudarnos porque estamos ante un tipo de investigación muy apoyada en otros lugares de Europa".

Jerez contiene un gran volumen de material en sus criptas que, según lamenta, está aún muy inédito en un aporte de datos que podría sorprender. Sus colegas de Gran Bretaña, Holanda o Italia le alientan mientras "se llevan las manos a la cabeza preguntándose qué es lo que ocurre que aquí no se investiga". Hay miradas científicas puestas en este proyecto desde distintas universidades europeas. "Llama más la atención la arqueología arquitectónica pero en los restos óseos hay un verdadero tesoro, pese a ser considerado el patito feo", insiste esperanzado.

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