Antonio Madriles: vivencias y recuerdos del 11M

El recuerdo del 11 de marzo de 2004 sigue vivo en la memoria de Antonio Madriles, un vecino de La Carlota (Córdoba), que presenció de cerca la tragedia que cambió el curso de la lucha antiterrorista en España. Propietario de una empresa de instalaciones eléctricas, Madriles tomó una decisión crucial un día antes del fatídico ataque: aplazar un viaje junto a sus empleados para permitirles ejercer su derecho al voto en las elecciones nacionales del 13 de marzo.

Sin saberlo, esta elección cambiaría el rumbo de sus vidas. La noticia del atentado lo golpeó con fuerza, especialmente al enterarse de que el primo de un conocido suyo estaba entre las víctimas. La población del municipio de La Carlota lamentó la pérdida de uno de sus propios vecinos, sumándose al duelo nacional por las muchas almas perdidas.

Tres días después, Madriles y su equipo se dirigieron a Madrid para cumplir con sus compromisos laborales, encontrando una ciudad sumida en el luto. La estación de Atocha, habitualmente bulliciosa, "estaba notablemente más tranquila, impregnada de un silencio solemne que aún resuena en mi memoria. Un rincón de velas encendidas recordaban a todas las víctimas. Eran muchas las personas anónimas que querían honrar a las víctimas del atentado". Veinte años después, el impacto del 11-M sigue siendo palpable en la vida de Antonio Madriles y de todos aquellos que vivieron de cerca aquel trágico día. La decisión de posponer un viaje por un acto de democracia se convirtió en un acto de supervivencia, permitiendo a Madriles y a sus empleados enfrentarse a las consecuencias de una tragedia que cambió a España para siempre.