El camuflaje lunar de la lechuza común sorprende a la ciencia
Con este hallazgo, las lechuzas comunes se consolidan como un ejemplo fascinante de cómo la naturaleza encuentra soluciones ingeniosas para los retos de la supervivencia
Córdoba - Publicado el
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Un innovador estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana – CSIC, con la participación del astrofísico David Galadí, de la Universidad de Córdoba, ha revelado cómo el blanco plumaje ventral de la lechuza común actúa como un camuflaje nocturno efectivo, desafiando las ideas tradicionales sobre la coloración de esta especie. El estudio, publicado en la prestigiosa revista PNAS, analiza este fenómeno utilizando herramientas avanzadas de radiometría y modelos visuales adaptados al sistema perceptual de los roedores, principales presas de estas rapaces.
Un camuflaje inesperado
“El plumaje blanco de la lechuza, lejos de ser una desventaja, permite que se confunda con el cielo iluminado por la luna, volviéndola casi invisible para sus presas,” explica Galadí. La clave radica en la luz lunar, que crea un contraste lo suficientemente bajo entre la lechuza y el fondo celeste, situándola por debajo del umbral de detección visual de los ratones. Este mecanismo de ocultación es especialmente eficaz en noches despejadas y con luna visible, pero pierde efectividad en cielos nublados o sin luna.
El estudio integró datos de biólogos y físicos, utilizando mediciones precisas de la reflectancia del plumaje, la iluminación del cielo y las propiedades visuales de los roedores. “Nuestro modelo sugiere que, en noches con luna llena, las lechuzas de plumaje más blanco tienen una ventaja significativa en la caza respecto a las de tonos más oscuros,” afirma Galadí. Esto coincide con observaciones previas que indican que las lechuzas blancas logran capturar más presas durante estas noches.
Un fenómeno multidisciplinar
El equipo de investigación utilizó tecnología de última generación para estudiar este fenómeno desde varias disciplinas. La radiometría y fotometría del cielo con luna se calcularon con un modelo desarrollado por especialistas del Institut d'Estudis Espacials de Catalunya y la Universidad de Santiago de Compostela. Este modelo permite analizar cómo la luz lunar interactúa con el entorno y el plumaje del animal.
Por otro lado, se estudiaron las propiedades ópticas del plumaje blanco de la lechuza en laboratorios del CSIC en Madrid y de la Universidad de Granada. “La combinación de estas herramientas nos permitió entender cómo las lechuzas optimizan su camuflaje nocturno en función de las condiciones lumínicas,” explica Galadí.
Impacto ecológico y amenazas
El estudio también pone de relieve las posibles implicaciones ecológicas de este fenómeno. Una de las más destacadas es cómo la contaminación lumínica, al alterar la luminosidad natural del cielo nocturno, podría interferir con el camuflaje de la lechuza. “La luz artificial abrillanta el cielo nocturno de forma que el plumaje blanco deja de confundirse con el fondo, aumentando la posibilidad de que la lechuza sea detectada por sus presas,” advierte Galadí.
Esta alteración no solo afecta a la lechuza, sino que podría tener repercusiones en toda la cadena trófica. Los depredadores nocturnos desempeñan un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas, y cualquier factor que limite su eficacia puede desencadenar efectos en cascada.
Implicaciones evolutivas
El trabajo también sugiere que la variación en el color del plumaje entre las lechuzas —que va desde el blanco níveo hasta el anaranjado— podría estar relacionada con la adaptación al ciclo lunar. Lechuzas de diferentes tonalidades podrían sincronizar su actividad de caza con fases lunares específicas, lo que podría actuar como una barrera temporal para el apareamiento entre individuos de distinto color.
Este desacople temporal podría tener implicaciones en la evolución de la especie, al fomentar la diferenciación de subgrupos dentro de una misma población.
Un avance en la comprensión del camuflaje nocturno
El descubrimiento del camuflaje lunar de la lechuza abre nuevas vías para estudiar estrategias de ocultación en otras especies nocturnas. Además, subraya la importancia de la colaboración multidisciplinar para abordar problemas complejos de la ecología y la evolución.
“Este estudio no solo nos ayuda a entender mejor a las lechuzas, sino que también plantea preguntas sobre cómo las especies se adaptan a entornos cambiantes y cómo podemos proteger esos entornos para preservar la biodiversidad,” concluye Galadí.