El Centro de Magisterio Sagrado Corazón ofrece futuro para ochenta ucranianos residentes en Córdoba

lusión, apoyo y futuro. Son tres palabras muy grandes las que aporta a un grupo de familias ucranianas el Centro de Magisterio Sagrado Corazón de Córdoba, adscrito a la Universidad de Córdoba (UCO) y cuya titularidad ostenta la Fundación Osio. El martes se presentó el Proyecto de apoyo educativo a las familias de Ucrania que comenzó el 23 de marzo de 2022 y pretende ofrecer clases en lengua castellana y clases de apoyo estando en contacto con los colegios en los que los niños estaban estaban escolarizados, además de ofrecer asistencia psicológica.

Jesús Poyato, director adjunto del Centro, expuso en el acto de presentación que “queremos manifestaros nuestra más profundad solidaridad con vosotros y también hemos querido crear para vosotros un lugar de encuentro y de paz. La respuesta del profesorado y del alumnado ha sido muy buena”.

Casi ochenta persona ucranianas se han beneficiado de este programa, de las que 34 son adultas, la mayoría madres, y el resto niños y jóvenes. Las clases se llevan a cabo tres veces a la semana: los martes y los jueves por la tarde y los miércoles por la mañana.

El Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, invitó a los presentes a acudir a la Iglesia “para cubrir vuestras necesidades espirituales: estamos a vuestra disposición”.

En el acto también estuvo presente el alcalde de Córdoba, José María Bellido, quien destacó que “hay que dar las gracias a esta escuela y a Supermercados Piedra (que cede productos para las meriendas) porque en muchas ocasiones he reflexionado sobre que para que esta ciudad prospere tiene que construirse entre todos, y hoy y ante una situación brutal como la invasión de Ucrania, los ciudadanos se han adelantado a las instituciones. Vosotros -en alusión a los ucranianos presentes en el acto- sois tan cordobeses como los que hemos nacido aquí”.

El rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez Villamandos, destacó la labor del Centro de Magisterio Sagrado Corazón, que “en los primeros momentos de la invasión se volcó con donaciones, y después comprendió que lo que hacía falta era el apoyo educativo”.