La Fuensanta: Historia del cuadro más perseguido de Julio Romero de Torres

Recordamos el recorrido de una de las obras icónicas del legendario artista cordobés cuando se cumplen noventa años de su fallecimiento.

La Fuensanta: Historia del cuadro más perseguido de Julio Romero de Torres

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

“La pintura era fauves, era Kandisky, era

Giorgio de Chirico.

Pero él era sólo su ciudad y le bastaba

Verdecer en las calles de la Judería a Leonardo,

Chatones de Valdés en sacras bocas rígidas,

Espejos venecianos con pomas, joyel, senos”

Pablo García Baena le dedicó unos versos en su Poema a Julio Romero de Torres, el pintor más icónico de Córdoba y que tras haber sido injustamente tratando durante varias décadas recuperó su fama y prestigio a partir de los años noventa del siglo pasado.

Y aunque resulte baladí, uno de los elementos que permitieron popularizar el legado de este artista inmortal lo guardaron muchos españoles en sus bolsillos. En 1953 la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre emitió un billete de 100 pesetas en cuyo anverso aparecía un retrato del pintor y en el reverso su cuadro “La Fuensanta”. 981.200.000 ejemplares que tuvieron vigencia hasta el 10 de mayo de 1978, cuando se anunció su retirada oficial de la circulación.

Pues bien, ese cuadro es uno de los últimos que parió su talento (1929) y representa -en óleo y temple sobre lienzo- a María Teresa López -quien también posaría para ser La Chiquita Piconera- mirando con serenidad al espectador apoyada sobre un gran cántaro plateado. La perfección del retrato y la composición, la sobriedad del fondo y el juego de contrastes entre la oscuridad del fondo y el brillo del recipiente la convierten en una obra maestra.

El cuadro fue expuesto en 1929 en la Exposición Iberoamericana de Sevilla y se le perdió la pista durante décadas. De hecho, para reproducir el cuadro en los billetes se empleó una fotografía en blanco y negro, que fue todo lo que había quedado al margen del recuerdo de quienes contemplaron el lienzo.

En 2007, tal y como recogió en El País Antonio Jiménez Barca, un ciudadano argentino condujo a Mercedes Valverde, la mayor especialista en Romero de Torres, al interior de una casa en Buenos Aires para que comprobara si los rumores eran ciertos.

“—Ahí estaba yo delante de La Fuensanta, después de toda una vida de haberla buscado. ¿Que cómo me di cuenta de que era auténtico? Pues igual que un cirujano sabe qué parte del corazón debe intervenir”, dijo emocionada Valverde.

En esa Buenos Aires de tango y charleston estuvo Romero de Torres en 1922 y dejó un legado retratando a personajes de la sociedad argentina del momento como Victoria Ocampo, Isabel Pearson Quintana de Paz Anchorena y Josefina Menéndez de Braun y, por eso, en el Museo Nacional de Bellas Artes de ese país conserva tres obras del pintor cordobés —"Los celos", "Musidora" y "Gitana"— compradas en esa muestra de 1922.

Mercedes Valverde había vivido casi obsesionada con esa obra y en una ocasión incluso tuvo que desengañar al cantante Manolo Escobar, a quien le vendieron una falsa Fuensanta. Se entiende la emoción que debió experimentar la primera vez que vio a La Fuensanta en color, con su falda roja, sus pendientes, su blusa blanca, su manto ocre y el fondo oscuro.

De esa misma sensación, o simple ánimo de especular quién sabe, gozaría quien pagara 1.173.375 de euros por hacerse con La Fuensanta en ese 2007. El Ayuntamiento de Córdoba y el Ministerio de Cultura la intentaron comprar en la subasta de Sotheby's, pero no pudieron competir con ese anónimo pujador. “Lo importante que tiene este cuadro es que es un pedazo de la historia de España que hay que llevar de vuelta allí”, expresó Mercerdes Valverde antes de la subasta. No se logró.

Al margen de una fugaz aparición en 2013 en el Thyssen de Málaga dentro del capítulo 'Retratos y símbolos' en el marco de la exposición que le dedicó, de La Fuensanta nada se supo hasta 2017. En un mal asunto.

En ese año la Policía detuvo a Antonio López, quien fuera gerente de la empresa de vivienda pública de Ceuta y viceconsejero por irregularidades en la adjudicación de dos promociones de VPO. Tras bloquear sus cuentas y hacer acopio de sus bienes, el informe policial que elaboró la Udyco advirtió que La Fuensanta era uno de los bienes incautados. Sin embargo, poco después se comprobó que no era el cuadro original sino una copia valorada en nada más y nada menos que 100.000 euros. De modo que nadie sabe dónde está La Fuensanta. Salvo su verdadero dueño, claro.

Por cierto, a María Teresa López-musa de la Fuensanta- la insultaron durante años por las calles de la Córdoba hipócrita por los rumores que la hacían amante del bohemio artista. Murió en 2003 tras recibir, por fin, un homenaje en 2000. Porque a Romero de Torres nunca se le debió apellidar como folclórico. Sus pinturas, como en una frase de Georges Bataille reflejan que “el erotismo es la aprobación de la vida hasta en la muerte”.

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