El "pellizco" de los luchadores de Cáritas para tratar de alimentar a todos los hambrientos

“La pérdida de empleo y los ERTE ha cambiado el perfil de las situaciones que nos llegan”, explica a COPE la coordinadora de acción social de la organización Sole Crespo

El pellizco de los luchadores de Cáritas para tratar de alimentar a todos los hambrientos

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Trajín en la calle Pérez de Castro. Gente que hace cola disciplinadamente. Sonríen a regañadientes algunos y discuten otros. La sede de Cáritas en Córdoba parece un oasis de esperanza en el inmenso desierto en el que a algunos ha colocado un virus.

En plena jornada laboral, la coordinadora de acción social Sole Crespo hace un hueco para atendernos en su despacho. Nos despojamos de las mascarillas para hablar. Un calendario y tres discretos crucifijos sobresalen entre algunas fotos y decoran un lugar de trabajo modesto.

Le pregunto por el día a día de Cáritas en Córdoba. Una asociación fundada en el sur de Alemania -tiene su sede en la universitaria Friburgo- en 1897. La coordinadora reconoce que su tarea es extensa y que a pesar del confinamiento no ha tenido demasiada pausa: “En la sede hacemos los servicios generales desde hace tiempo, porque las personas que trabajamos en el servicio social teníamos que dar respuesta a esta situación de necesidad. Igual que los sanitarios han salido al frente las personas que trabajamos en el ámbito social teníamos que dar respuesta a este sufrimiento y las necesidades que iban llegando”.

Los centros de acogida no han cerrado y la UVI Social ha salido al encuentro de personas en situación de calle

“Atendemos -añade- servicio de acogida, de atención primaria y atendiendo demandas de empleo. Continuamos lo que dejamos aparcado, porque teletrabajando y por correo electrónico hemos seguido teniendo contacto con la ciudadanía”.

Eso en lo que se refiere a la sede central, pero además “nuestros centros, la residencia San Pablo y la casa de acogida Madre del Redentor, no han cerrado y la UVI Social ha salido al encuentro de las personas en situación de calle, así como algunos servicios mínimos como el de ayuda a domicilio porque no podíamos dejar desatendidas a personas mayores o discapacitadas”, reconoce con un punto evidente de satisfacción Crespo.

Tal vez donde se vea más la labor de esta organización sea en las Cáritas Parroquiales. De las 167 muy pocas han cerrado, según detalla la coordinadora: “Apenas diez o quince no pudieron atender porque el voluntariado eran personas mayores. Continuamos con lo que teníamos incrementado con nuevos perfiles de personas que están llegando con situaciones de angustia y de ansiedad por las familias”.

La crisis ha acabado de hundir a algunos colectivos

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Porque, claro, la crisis que ya ha empezado a castigarnos ha hecho que el perfil del necesitado esté ampliándose, como prueban ya las encuestas de Cáritas en Córdoba: “Durante este periodo hemos hecho una encuesta en las Cáritas Parroquiales y hemos detectado que ha habido un cambio fruto de la pérdida de empleo en el 77% de los casos. A las situaciones que ya teníamos antes se han ido sumando otros colectivos por la falta del acceso al empleo, por los ERTE. Vendedores ambulantes, los trabajadores de los mercadillos, limpiadoras de hogar, camareras de piso… Clase media baja, trabajadores en precario muchos de ellos. La crisis ha acabado de hundir en esta situación a estas personas”.

Toda ayuda social desde las instituciones públicas es bien recibida por Cáritas, aunque desde Cáritas demandan un poco de celeridad y de control a los gobiernos regional y estatal. La renta mínima de inserción, que depende de la Junta, lleva tiempo funcionando, pero con mucha lentitud (“Van por febrero o marzo de 2019. Hay una lentitud burocrática que impide el acceso a esa renta”) y el ingreso mínimo vital no lo van a poder solicitar las familias hasta el día 15 las familias y cree Sole Crespo que “tiene una letra pequeña que tendremos que ver sobre la marcha si se va a llegar a tanto como se espera y va a dar tanta cobertura”. En cualquier caso, “creemos que todo lo que sea garantizar el estado de bienestar y que de ello se encarguen las administraciones estamos encantados y lo apoyaremos en lo posible. Planteamos que sea una renta garantizada y que tenga un acompañamiento en ciertos colectivos más complicados”.

"El corazón duele más cuando hablamos de bebés"

Desde marzo en Cáritas están teniendo que redoblar esfuerzos para atender a todos los que están demandando ayuda. Sus esfuerzos están llevándoles, en muchos casos, al límite: “Psicológicamente cuando estás teletrabajando te afecta no poder ver a la persona y tener una conversación más prolongada. Al final, le puedes dedicar quince o veinte minutos nada más. Hemos estado un poco al límite, pero al final te sobrepones y somos conscientes de que no todas las realidades las podemos abordar”. Además, “nuestro Obispo lo decía ayer. Jesús no curó a todos los enfermos ni dio de comer a todos los hambrientos. Con eso un poco nos sostenemos. A veces te queda un pellizco en el corazón, pero la colaboración de la gente ha sido tal que eso te da esperanzas y aliento al darte cuenta de que la solidaridad se sigue manteniendo”.

Habla Sole de “pellizco”. ¿En algún caso sintió un pellizco especial? “Ponerle nombre y apellidos es complicado, pero donde el corazón me duele un poco más es cuando hablamos de bebés, de infancia. Tenemos que proteger esas vidas y cuando te llega una llamada de una madre que no tiene leche para su bebé o acceso a internet para que sus hijos puedan hacer sus tareas empatizo más, tal vez porque sea madre. Es difícil. Ha habido historias de familias que han llegado de inmigrantes de protección internacional y encontrarse confinados y sin poder salir, es complicado”.

Miro los crucifijos y pienso en una más. Parece evidente, pero nunca está de más recordarlo. Cáritas es católica, pero no únicamente para católicos: “Nosotros somos el brazo de la Iglesia Católica para llevar la Caridad donde se nos pida. No le preguntamos a nadie ni el credo, ni religión, ni afiliación política. Nos importa la persona y el sufrimiento que esa persona trae. Más allá de ese sufrimiento no hay más nada”. En eso se equivoca Sole. Más allá de ese sufrimiento está gente como ellos. Y sus manos y corazones para mitigarlo.

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