La vida de un camionero en ruta durante la cuarentena: “la gente querrá salir, pero yo estoy deseando volver"

Óscar Navarro lleva 23 años conduciendo camiones. Palpa más recelo que solidaridad en la carretera y espera que el reconocimiento de estos días a su labor no se olvide

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La vida de un camionero en ruta durante la cuarentena: “la gente querrá salir, pero yo estoy deseando volver"

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

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Encontramos a Óscar Navarro en Santiago de Compostela esperando una documentación para descargar aceite de girasol en Vigo. Está habituado a la trashumancia del camión. Es la profesión que escogió. Lleva seis años y medio en Transportes Yago de Aguilar de la Frontera, aunque vive en Córdoba. Conduce camiones desde los 21 y ahora mismo tiene 44. Antes transportaba áridos para la construcción y ahora líquidos alimentarios leche -para yogures y postres- y aceites. Sabe cuando sale de su casa a trabajar, pero nunca cuándo puede volver.

Su profesión es muy dura, pero muchos envidiarán en estos momentos la posibilidad de moverse por la península y de salir de las cuatro paredes que nos aprisionan. Tal vez piensen así porque no conocen cómo está el panorama fuera: “La gente querrá salir, pero cuando sales y ves lo que hay… Yo creo que desearían volver a sus casas. Yo estoy deseando llegar a mi casa. Las condiciones de trabajo que hay… andas con mucha gente, gente que no conoces y no sabes de dónde vienen. Entras a una fábrica y te dan una documentación, te dan unos guantes, ahora me lavo las manos, ahora qué gano… Es una incomodidad este trabajo. Además, luego, dónde me ducho si toco o no toco esto. Una paranoia gorda”.

La visión general de Óscar resulta perfecta para comprobar si los españoles estamos cumpliendo la cuarentena impuesta en las carreteras. ¿Se desplazó más gente durante las vacaciones abortadas de Semana Santa? “No. En Semana Santa no había nadie. Para nosotros fue una maravilla porque no había nadie. Eso sí, esta semana cargué para Bilbao y en Madrid noté más ambiente y un tráfico mayor que antes. En otros sitios he notado que la gente se ha relajado bastante en cuanto a mascarillas y medios de protección”.

La mayoría de las gasolineras están abiertas para repostar gasoil, además Óscar tiene la precaución de salir con el depósito lleno desde Córdoba. Otro tema bien distinto es de la restauración en ruta: “para comer cuando salgo el fin de semana entre Ana -su mujer- y yo preparamos lo que voy a comer todos los días y lo congelamos y lo meto en la nevera del camión. Tengo comida para toda la semana. No me falta de nada. Refrescos, cerveza sin alcohol, pan, batidos de chocolate, lentejas, cocido… así me apaño. Porque te pueden dar un bocadillo alguna noche en algún área de servicios, pero poco más. Está todo cerrado”.

De las peripecias que Óscar ha vivido durante estos días de Peste y miedo se queda con una que paso en el otro país de la Península: “fui a cargar a Portugal aceite a un sitio en el que una mujer me trató como un leproso. Me tiró los papeles y me dijo que no me acercara al marido, que era el que me tenía que cargar. Yo le contesté que por ahora no me gustan los hombres. Me sorprendió mucho que me dijera que ni me acercara porque venía de España y estaba allí la cosa muy mal”.

Desde fuera se tiende a creer que estas dificultades aumentan la amabilidad de las personas. Otra percepción errónea que desmonta Óscar: “en las áreas de servicio te dan café o un bocadillo si quieres, pero por lo demás tampoco te vayas a creer. Por desgracia, por lo general se creen que vienes con algo malo y les puedes contagiar y no piensan en que también me podrían contagiar ellos a mí”.

Óscar es consciente de que su labor es vital para que España no se paralice y cree que, de momento, la sociedad se lo está reconociendo. Pero, recalca, a ver lo que dura: “no sé si se les olvidará, pero creo que la gente nos está reconociendo nuestro trabajo. El lunes cuando salí para Bilbao en Burgos, en un túnel peatonal por Pancorbo, había una pancarta pintada supongo por unos niños en la que ponía Muchas gracias y un camión junto a unos aplausos. A ver lo que dura”.

Terminamos sacando un poco de pecho. A Óscar le acompaña la radio a todas partes y durante todas las horas. Es su bien esencial. Es la compañía que no le puede faltar porque… “si no fuese por la radio… la radio es imprescindible. Tengo la mala suerte de que he estrenado un camión en julio y funciona todo bien menos la radio. Es esencial, desde por la mañana hasta por la noche. La tengo todo el rato puesta”.

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