El whisky más caro del mundo es japonés y se consigue gracias a la aportación de los vinos de Montilla

El director general de Alvear, Luis Giménez, explica en COPE la vinculación de su bodega con la casa Suntory. Por una de las botellas de esa marca se han pagado 600 mil dólares

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El whisky más caro del mundo se consigue gracias a la aportación de los vinos de Montilla

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

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El whisky más caro del mundo se consigue gracias a la aportación de los vinos de Montilla. Hasta 600.000 dólares se han pagado recientemente en la casa Sotheby´s por una botella de Yamazaki, un whisky japonés de la casa Suntory, que se conserva 55 años en barricas.

Pues bien, parte del secreto de este costoso elixir se forja en Córdoba. Concretamente en las bodegas Alvear de Montilla. Allí se envinan las botas y barricas donde se guardará el whisky. Una delegación de la casa Suntory visita cada año la ciudad montillana. Es una relación que ya tiene más de 45 años. No son los únicos productores de whisky interesados en la denominación de origen cordobesa.

Así nos lo ha explicado el director general de Alvear, Luis Giménez Alvear, que nos ha recibido en unas bodegas que acogerán la reunión de Ministros de Agricultura en el marco de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea en los próximos meses.

Giménez reconoce que “para muchos cordobeses puede ser una sorpresa ese precio para un whisky, pero son los números uno del mundo. Las barricas o las botas cuando se fabrican hay que cambiarles los aromas porque producirían unos tonos muy taninos y por eso se envinan en un proceso de tres años primero con unos vinos olorosos y secos y luego con otros tipo pajarete que le dan un aroma especial y que son los que los clientes quieren usar para que su producto madure".

La afinidad entre el fino y el "agua de vida" (tal es el significado del término gaélico 'uisce beathadh') es total: "El whisky va muy en sintonía con nuestros vinos generosos. No sólo se envinan sino que muchas whiskeras utilizan como aditivo vinos generosos para darles bouquet. Para ellos es un valor añadido. Nosotros empezamos a tener relaciones con Japón en los setenta. Como conocían nuestros vinos nos pidieron vino para envinar sus botas allí. Fue en el 76 y ya entonces colaborábamos con otros clientes escoceses en eso. Cada año vienen desde Japón para conocer el estado de sus botas".

Los vinos generosos en el siglo XVIII y XIX tuvieron "mucha más importancia en Europa que en la actualidad. Montilla hasta mitad del siglo XX era una potencia en auge. En 1970 teníamos 23 mil hectáreas de viñedo Pedro Ximénez y ahora estamos en 4.500. Se han perdido clientes. Los vinos con mucha graduación alcohólica no están de moda para beber. Estamos intentando evolucionar sacando vinos nuevos que intentan acercarse al cliente de hoy en día".

Eso sí, producir whisky en Montilla no se lo plantean: "Destilerías en la zona hay muy pocas. Salvo en Rute, no hay nada. Sería hacer destilados de trigo, cerveza o centeno. Es algo habitual en Castilla".

Giménez explica que su relación con el whisky no termina en Japón, de hecho: "Empezamos antes con Escocia que con Japón. Mantenemos relaciones con otras bodegas de whisky a las que suministramos vino para envinar y varios toneleros están en contacto con nosotros para ese tema. Es un negocio que los vinos generosos aportan. Una alternativa más".

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