FESTIVAL DE GRANADA
Añoranza de Ataúlfo Argenta en el Festival de Granada
La Orquesta Nacional evocó al mítico director repitiendo el programa de su primera actuación en el Palacio de Carlos V de la Alhambra
Granada - Publicado el - Actualizado
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Foto: Festival de Granada-Fermín Rodríguez
El Festival de Granada ha querido rendir homenaje a Ataúlfo Argenta, con motivo de cumplirse 70 años de su debut en el Palacio de Carlos V. Para ello se decidió contar con la misma formación con la que cosechó algunos de sus mejores éxitos, la Orquesta Nacional de España, y al director que ahora ocupa su puesto, David Afkham. Sin embargo, a última hora no pudo acudir el alemán y se decidió contar con Josep Pons que llegó así por la vía de la sustitución, a una ciudad donde ha desarrollado una parte importante de su carrera, para ponerse al frente de una formación que estuvo bajo su responsabilidad. Partiendo de que el programa estaba dedicado íntegramente a Manuel Falla, con las mismas obras que se interpretaron en 1952, la apuesta era arriesgada, pues el que fuera titular de la Orquesta Ciudad de Granada, presenta opiniones diversas cuando interpreta al maestro de la Antequeruela.
Para comenzar se escuchó Noches en los jardines de España, obra que cuando se programa en la Alhambra, evoca la actuación de Falla precisamente en este mismo lugar, dando vida a su propia composición, durante los célebres conciertos del Corpus, antecedente del festival granadino. Como solista actuó Josep Colom y pese a la brillantez de la partitura, no se desató el entusiasmo en el patio de butacas. Luego llegaba el turno de El amor brujo y la solista, María Toledo, comenzó con una aparente dificultad en la amplificación eléctrica de su voz, que es un recurso que a veces puede estar justificado.
Había ilusión por la segunda parte donde se escuchó la Interludio y Danza de La vida breve. Fue lo más brillante de la noche, con momentos de musicalidad. El cierre con la suite de El sombrero de tres picos fue versionada de una forma usual por parte de Pons. Las opiniones sobre este aspecto son dispares. Tal vez hubo cierta celeridad en algún “arranque”, pero la obra de Falla, a pesar de todo, suele resistir cualquier interpretación.
La noche nos trajo la añoranza de Argenta, la evocación del primer festival, el empeño de los artistas por hacerlo lo mejor posible y la genialidad de la música de Manuel de Falla.