CORPUS 2024

"El Fandi" revive la leyenda taurina en su Granada: 51 puertas grandes

En el segundo de su lote estuvo colosal, gigante y muy valiente

Festejo taurino del Corpus Christi en Granada

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Vivimos unas décadas históricas en la tauromaquia granadina. David Fandila “El Fandi” hace ya algunos años que superó la leyenda de Salvador Sánchez Povedano “Frascuelo”, quien además fue más un torero de Madrid que de Granada, aunque en la antigua Plaza de Toros del Triunfo firmó algunas tardes memorables ante Rafael Molina “Lagartijo”. Pero lo de David es otra historia. Triunfador en todas las plazas española y americanas, sin embargo, siempre reserva lo mejor para su tierra, a la que ha demostrado que se entrega sin reservas.

Casi lleno en los tendidos

El Viernes de Corpus entraba en sustitución de Manzanares, que padece una neumonía. El día anterior había compartido puerta grande con Enrique Ponce. Formaba en una terna con un matador de la talla de Roca Rey y que completaba Pablo Aguado. Se rozó el lleno en la plaza granadina. Y El Fandi fue el triunfador merecido, más allá del paisanaje. El ganado era de Victoriano del Río. Al granadino le tocó el mejor del lote, su cuarto toro.

Fandi

El primer astado de "El Fandi" no dio muchas facilitades. Como sucedió con otros hermanos de camada, se rajó pronto, pero en el segundo cortó dos orejas. El único pero que se le puede poner fue la espada. Da la sensación de que en este capítulo, pronto volverá a firmar grandes faenas con el acero, cuando la recuperación de su lesión de espalda sea ya parte del pasado. Pero David estuvo colosal. Llegó a poner cuatro pares de formidables banderillas, lo llamó de lejos de forma insistente con la muleta, instrumentó molinetes de rodillas y la plaza se rindió ante su arte con gritos de ¡Torero y Torero! Tuvo que entrar dos veces a matar, pero la segunda fue muy efectiva.

Roca Rey y Pablo Aguado

Roca Rey no pudo triunfar. Mostró quietud en los quites, especialmente en el segundo de su lote. El problema, tal vez estuvo en la poca raza de sus toros. No obstante, del segundo consiguió una oreja, tras acertar con el acero.

Pablo Aguado tampoco tuvo un ganado propicio para el lucimiento. El primero tenía poca fuerza y no transmitía, pero dio una buena estoca y un público generoso lo obsequió con una oreja. En el segundo, las dificultades para manejar la espada y el estoque de descabellar, pusieron un epílogo no deseado a su actuación.

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