El otoño en El Rocío

Es algo que en estos últimos años había perdido y más echaba de menos. Y es que sin la Virgen allí no era lo mismo, no se antojaba acercarse a la aldea, ¿para qué?

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace sólo unos días, estrenábamos nueva estación, quizás la que más me gusta del año, el otoño. Siempre me ha gustado este tiempo. Con el otoño, como la propia tierra, la vida se renueva, se regenera, es siempre un volver a empezar. Un tiempo nuevo e ilusionante se abre ante nosotros.

Por estos días, pasado el “veranillo del membrillo” o de San Miguel, esperamos impacientes la llegada de las primeras lluvias, para dejar atrás los últimos resquicios de los calores del verano, y se refresque el ambiente. Ojalá sea abundante esa lluvia, por lo mucho que la necesitamos en nuestra tierra. Y es que el agua es vida.

El otoño nos permite disfrutar de lugares, que en este tiempo cobran un a belleza sin igual. Los pueblos y los campos de la Sierra de Huelva, son ahora un regalo para los sentidos, con el bellísimo color que nos ofrecen los castañares y el olor inconfundible a tierra mojada que desprende la tierra.

Y el Rocío… cuántas ganas tenía de disfrutar un otoño en el Rocío! Es algo que en estos últimos años había perdido y más echaba de menos. Y es que sin la Virgen allí, no era lo mismo, no se antojaba acercarse a la aldea, ¿para qué? Pero ahora todo es distinto, y el Rocío es un paraíso en estos días, paseando por sus calles, pisando esas arenas, acercándonos a la marisma y extasiándonos ante la vista y el sonido de los pájaros, de los ciervos…

Y a cualquier hora, acercarnos al Santuario, sentarnos un rato en uno de sus bancos, rezar ante la Virgen, decirle nuestras cosas y observar al peregrino o al devoto que llega, cómo la mira, qué llevará dentro, qué súplica o qué promesa tendrá que hacerle. Y poder participar de una Eucaristía, cualquier tarde tranquila en el Santuario.

Llegarán las Hermandades, con sus Misas, sus Rosarios, y otras muchas peregrinaciones llevarán hasta el Rocío, a tantos devotos de la Virgen, entre los que siempre encontraremos buenos amigos, con los que echar un buen rato.

El Rocío es un lugar inmejorable para disfrutar con la familia y los amigos, y cuando el frío se vaya acercando, será tiempo de encender las candelas y saborear unas castañas asadas u otros manjares propios de este tiempo. No se puede pedir mucho más.

¡Que tengamos salud para disfrutarlo!

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