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Ayer recibí dos mensajes con el mismo titular: “¡Ha muerto Paco Cruz!”. Al leerlos me salió un ¡Ay! profundo del alma.
¿Quién es Paco Cruz? -me puedes preguntar-. Jugador del Recre en los años 50. Director de relaciones humanas en Atlantic Copper. Ex-presidente de la Asociación de Veteranos del Recreativo de Huelva. 85 años. Casado con Maria Rosa Soler, gran mujer y magnifica pintora. Dos hijos y tres nietos.
¿Eso es todo...?. Es mucho más. En su vida ha sido una persona buena que ha hecho mucho bien. Detallista. Realista. Inteligente. Humilde. Amable. Altruista. Se preocupaba de los demás, sin esperar nada a cambio. Va a ser difícil encontrar una persona así.
Para mi era ejemplar verlo organizar una cena de los “Veteranos del Recre”, en “Las Palomas”. Cuidaba el mínimo detalle para que todos estuvieran alegres y contentos.
Paco lo pasaba muy bien con sus compañeros, recordando partidos y goles que todos los presentes habían marcado alguna vez. Él escuchaba y sonreía. No tenía prisa nunca. A Paco no le sacaba de quicio ni siquiera la derrota del Recre. ¡Y mira que lo quería...!
Lo suyo era una forma de ser. La mayor expresión de solidaridad, sencillez y entrega de un ser humano.
Un hombre autentico que me enseñó que servicio y amor vienen a ser la misma cosa.
A Paco, y a la familia Cruz, la hemos querido mucho en casa. Mi padre era amigo de su hermano, y los dos se llamaban Adolfo.
Ahora mismo, recuerdo a Paco Rodriguez Cruz (temporada 54/55) lo rápido corría por la banda izquierda del campo del Velódromo, era el mejor del Recre. Un jugador codiciado por equipos de superior categoría.
¡Ay!. Ya ha terminado su misión en la tierra. Lo grave es que los últimos meses se han llevado a amigas o familiares queridos a las marismas del cielo.
Cuestión que me hace pensar que, conforme cumplimos años, uno tiene casi más familia y más amigos en la otra orilla que en ésta.
Siento tristeza porque Paco Cruz ya no estará en el Nuevo Colombino, ni en la comida anual de los “Veteranos del Recre”. Esto es lo peor de la muerte de los demás: que nos destierran a la memoria y ésta es insolvente en muchos casos.
Termino parafraseando a Gardel, al que él admiró: A veces sentimos que es un soplo la vida y que veinte años no es nada...
Ni treinta, ni cincuenta, ni setenta siquiera, cuando se jugó el corazón a golpe de amor y de servicio, hasta que el fuerte latido de su corazón se paró para siempre.
Te vamos a echar mucho de menos, amigo Paco Cruz. ¡BUENOS DÍAS!