Las casas de pescadores: un patrimonio en peligro de extinción en la provincia de Huelva

Las casas de pescadores han sido una parte fundamental del paisaje costero de Huelva durante generaciones. Sin embargo, según explica el arquitecto Luis Alfonso, del estudio Al Futuro Arquitectura, este tipo de construcciones están en vías de desaparición, dejando atrás un valioso testimonio de la arquitectura vernácula de la provincia. "La arquitectura vernácula es aquella propia de la tierra, adaptada al entorno y a las necesidades de quienes la habitan", señala, destacando la importancia de preservar este legado.

Estas viviendas se caracterizan por su extrema simplicidad y su carácter funcional. "En muchos casos, eran casas temporales, levantadas con materiales reciclados debido a la precariedad y al carácter estacional del trabajo pesquero", explica Luis Alfonso. Se encontraban en distintos puntos de la costa onubense, especialmente en Punta Umbría, y compartían elementos con la tipología de las chozas tradicionales.

El diseño interior de estas viviendas reflejaba su sencillez y funcionalidad. "Regularmente, tenían uno o dos espacios: una estancia principal que servía como cocina, comedor y dormitorio, y en algunos casos, una segunda habitación con camas adicionales para la familia", detalla el arquitecto. A lo largo de los años, muchas de estas casas han sido modificadas y segmentadas, perdiendo parte de su esencia original.

Más allá de su estructura, estas casas conformaban comunidades unidas por fuertes lazos sociales. "Se organizaban en barrios con patios compartidos, que incluso llevaban el nombre del barco al que pertenecían los marineros", explica Luis Alfonso. Un ejemplo claro de esta organización es la barriada de La Canela, en Ayamonte, donde las viviendas de los pescadores se disponían en torno a un patio central, con una fila de construcciones adicionales destinadas a guardar los aperos de pesca.

La importancia de estos espacios iba más allá de lo arquitectónico. "Se creaban comunidades con vínculos de hermandad, similares a lo que ocurría en el antiguo barrio del Brasil en Huelva", comenta Luis Alfonso. Aún pueden encontrarse ejemplos de este tipo de organización en lugares como La Antilla, en Lepe, o incluso en Barbate, donde, aunque las viviendas originales han sido sustituidas en su mayoría por pisos, la estructura de la comunidad sigue manteniéndose.

La pérdida de estas casas supone un riesgo para la identidad cultural y arquitectónica de la costa onubense. Preservarlas no solo permitiría mantener vivo un fragmento de la historia local, sino también revalorizar una forma de vida adaptada al entorno marítimo, que durante décadas ha definido el carácter de las comunidades pesqueras.