El futuro incierto de la pesca en Isla Cristina: sin relevo generacional y asfixiados por los costes

El sector pesquero de Isla Cristina se encuentra en una situación límite. Durante el último mes, la flota ha podido salir a faenar apenas un día por semana debido a las inclemencias meteorológicas. “Estamos trabajando un día por semana, y en condiciones caóticas”, explica José Antonio Carrillo, marinero de toda la vida y presidente de la Asociación de Armadores de Buques de Caballa. La falta de actividad no solo afecta a los pescadores y sus familias, sino también al mercado y a la economía local.

La crisis no se debe únicamente a los temporales. Carrillo señala que el sector arrastra problemas estructurales que amenazan su continuidad. Entre ellos, destaca la falta de relevo generacional. “Nuestros hijos no quieren salir a faenar, levantarse a las tres de la mañana y llegar a las siete de la tarde para ganar 40 euros”, lamenta. La dureza del trabajo, los bajos ingresos y la incertidumbre han hecho que cada vez menos jóvenes se interesen por esta profesión.

Otro gran desafío es la competencia de productos pesqueros importados de terceros países, muchas veces sin los mismos controles de calidad ni restricciones de talla que se aplican a la pesca local. “Nos están haciendo mucho daño en los mercados”, advierte Carrillo. El precio de la gamba en lonja, por ejemplo, ha caído hasta los 2 o 3 euros por kilo, lo que hace inviable la rentabilidad de la actividad.

Además, los costes operativos siguen en aumento. “El combustible supone el 50% de las ventas de la semana”, señala el armador, quien denuncia la falta de soluciones por parte de las administraciones. “Hemos trasladado el problema a nuestros representantes, pero todo se queda en el aire”.

Escucha aquí la entrevista completa a José Antonio Carrillo, marinero isleño y presidente de la Asociación de Armadores de Buques de Caballa

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Elías Luis Grao

Entrevista completa a José Antonio Carrillo, marinero isleño y presidente de la Asociación de Armadores de Buques de Caballa

Carrillo aboga por una mayor unión del sector pesquero con agricultores y transportistas para exigir medidas urgentes a nivel nacional y europeo. “Si no se buscan soluciones, todo quedará en piscifactorías y el pescado que se consuma será de crianza, alimentado con pienso”, advierte.

A pesar de la crisis, las capturas no han disminuido. “En estos últimos días hemos cogido alrededor de 400 kilos de gamba”, señala Carrillo. Sin embargo, el bajo precio de venta impide que esta abundancia se traduzca en rentabilidad. “Aunque captures mucho, si el precio es irrisorio, el negocio sigue sin ser viable”.

La flota isleña, en su mayoría formada por empresas familiares, se enfrenta a un futuro incierto. En el caso de Carrillo y sus hermanos, solo uno de sus hijos podría seguir en la profesión. “Yo tengo un hijo que está estudiando Ciencias Ambientales en Madrid y mi hermano tiene otro en formación profesional. No hay aliciente para continuar con esto”, afirma.

Para salvar el sector, Carrillo insiste en la necesidad de políticas pesqueras más efectivas y en una mayor presión sobre las instituciones. “No se puede gestionar una empresa con 70 días de actividad al año”, critica, en referencia a las restricciones impuestas en algunos caladeros del Mediterráneo. “Hace falta un cambio de mentalidad tanto a nivel nacional como europeo para que el sector tenga el peso y la confianza que necesita”.

La incertidumbre marca el día a día de los pescadores de Isla Cristina y del resto de la provincia de Huelva, que no solo deben enfrentarse a la furia del mar, sino también a un sistema que, según Carrillo, los está dejando atrás. “Si no actuamos, nuestros puertos desaparecerán y solo quedarán piscifactorías”.