HUELVA
Conoce la Semana Santa de Huelva
Devoción y sentimiento así como la muestra de un rico patrimonio que cada año va en aumento, lucen en Huelva durante la Semana de Pasión
Madrid - Publicado el - Actualizado
10 min lectura
La tarde del Domingo de Ramos es una explosión de júbilo, ilusión y color. Las ganas de todo un año esperando el inicio de todo se ven reflejadas en las cuatro cofradías que procesionan en el día.
Desde el barrio del Polvorín se echa a la calle la primera de las cofradías, la Sagrada Cena. Con su imponente paso de misterio a los sones de la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor y tras su hijo, Nuestra Señora del Rosario, comienza por fin la Semana Santa onubense.
Por San Pedro un mar de niños con capirotes rojos acompañan a Jesús Triunfante por Huelva y a su madre los Ángeles que tiene la particularidad de que es la única imagen mariana de las que procesiona en la Semana Mayor onubense que esboza una sonrisa. La Hermandad de la Borriquita es la primera que abre la Carrera Oficial que lleva a las Hermandades a realizar Estación de Penitencia unitaria a la Parroquia de la Purísima Concepción.
Desde el barrio del Huerto Paco, llega Jesús de la Redención cargando con el peso de la Cruz y desde el Barrio de San Sebastián el toque clásico lo pone la Hermandad de Los Mutilados, Jesús de la Victoria es despojado de sus vestiduras momentos previos a su Crucifixión. Y tras él bajo su palio blanco, María Santísma de la Paz.
El Lunes Santo es el día en el que la palabra barrio se magnífica. Perdón, Cautivo y Tres Caídas cada una con su estilo e impronta llegan al centro de la ciudad arropadas por cientos de onubenses.
Desde el barrio de La Orden la Hermandad del Perdón se echa a la calle con el andar poderoso de su cuadrilla de costaleros, los cuales realizan el recorrido más largo de la Semana Santa onubense.
De La Orden, a la Barriada de La Hispanidad con El Cautivo, que arrastra la devoción de los feligreses y no lo dejan solo en ningún momento del recorrido y en la Plaza Niña entra de forma arrolladora la Hermandad de las Tres Caídas caminando desde El Polvorín para visitar a las Hermanitas de la Cruz.
De la algarabía pasamos al más sepulcral de los silencios. Sale Calvario. Una cofradía que se caracteriza por su sobriedad y compostura en la calle. Tanto en su salida como recogida, de las más recomendadas de la semana mayor onubense, el silencio es tal que solo lo rompe el golpe del llamador y las levantás del paso de palio de María Santísima del Rocío y Esperanza, asi como el rachear de los costaleros.
El barrio vuelve a ser protagonista la jornada del Martes Santo. La más tempranera es la Hermandad de la Salud que nos presenta a Jesús al pueblo desde Pérez Cubillas bajo un andar firme y elegante.
Desde las Colonias un sinfín de capirotes blancos acompañan a Cristo que acaba de recibir la lanza a manos de Longinos a la devoción de su barrio, su madre de los Dolores que arropado por los suyos recibe el mayor de los consuelos. El contrapunto lo pone la Hermandad de Los Estudiantes, desde San Sebastián. Cofradía de negro y esparto y cirio al cuadril. La talla del Santísimo Cristo de la Sangre, obra del escultor ayamontino León Ortega (al igual que la mayoría de imágenes de la Semana Santa de Huelva) es, de los crucificados que procesionan, el único que tiene la cabeza girada hacia la izquierda y en esta jornada podemos contemplar el segundo palio de cajón que procesiona, el de Nuestra Señora del Valle.
Desde San Pedro realiza su salida Jesús de la Pasión, una de las mayores devociones de la ciudad. La plaza y los alrededores de la Parroquia Mayor de San Pedro, la cual antes de ser iglesia fue castillo y es uno de los templos más antiguos de la ciudad, están repletos para ver como el Señor de Pasión camina con un son tranquilo cargando el peso de la cruz.
Hablar del Miércoles Santo, es hablar del día grande por excelencia en la vieja Onuba. En esta jornada confluyen las dos devociones marianas por excelencia de la capital, María Santísima de la Victoria y Nuestra Señora de la Esperanza, ambas coronadas, siendo la imagen de la Esperanza la primera dolorosa en recibir tal distinción. La ciudad se vertebra entre El Polvorín y la Plaza Niña. Las mareas de nazarenos azules, morados y verdes coinciden pero no llegan a tocarse.
Una, La Victoria, es la alegría, la bulla, el aroma a barrio. Y la otra, la Esperanza,la elegancia y la finura de una cofradía de centro pero sin dejar el son alegre que le caracteriza a la Madre de Dios. Y delante de ellas, Jesús es Despreciado por Herodes y Expira al cielo en un eterno último aliento.
Desde el barrio del Carmen viene navegando un galeón, el mayor paso de la Semana Santa ya no solo de Huelva, si no de Andalucía. Viene Jesús prendido con un compás valiente. Una Hermandad torera, la del Prendimiento, por su vinculación con la centenaria Plaza de Toros de La Merced.
Y de nuevo, el contrapunto a la jornada lo pone la Hermandad de la Santa Cruz desde la Parroquia de la Concepción. Es de las cofradías que en su patrimonio lleva la personalidad de la capital onubense en cada elemento destacando por ejemplo los ciriales cuyo candelero está inspirado en la Fuente de los Tritones de la Casa Colón o el paso de misterio cuyo canasto toma como referencia el púlpito de la Santa Iglesia Catedral de La Merced.
El luto y el clasicismo inunda la jornada del Jueves Santo, en la que procesionan dos de las Hermandades más antiguas y con uno de los patrimonios más ricos de la Semana Santa andaluza. Desde La Concepción, la Hermandad de la Vera + Cruz y Oración en el Huerto nos presenta a Jesús orante acompañado de tres de sus discípulos, obras de Luis Ortega Brú siendo este el único trabajo que deje en Huelva el imaginero gaditano. Y tras Jesús orando, aparece bajo un joyero de plata y terciopelo Nuestra Madre y Señora de los Dolores. Bajo un joyero porque es posiblemente de los mejores palios de Andalucía con bordados de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, restaurado por Carrasquilla el cuál borda el techo de palio y como no, la pieza que le da sentido al conjunto: el manto que bordara Patrocinio Vázquez y el cuál fue adquirido a la Hermandad del Valle de la vecina ciudad de Sevilla.
Y de la Concepción a la Santa Iglesia Catedral, desde donde la Hermandad de La Merced o popularmente conocida como 'Los Judíos' procesiona a tres de las imágenes con más antigüedad y valía artística de la Semana Santa. Nuestro Padre Jesús de las Cadenas, sentado, recibe las burlas después de ser coronado de espinas; Santisimo Cristo de Jerusalén y Buen Viaje, crucificado e imponente bajo la fachada catedralicia y María Santísima de los Dolores, bajo otro joyero del patrimonio cofrade y que Juan Manuel Rodríguez Ojeda dejara para la posteridad.
Desde la Iglesia aledaña al Convento de las RR.MM Agustinas se produce la salida más complicada de la semana de Pasión, la de la Buena Muerte. Las dimensiones de la puerta son reducidas e incluso con el Cristo enterrado en el monte de flores los costaleros tienen que ponerse de rodillas, tanto con el Cristo de la Buena Muerte con Nuestra Madre de Consolación y Correa en sus Dolores, la cuál es junto a las imágenes de la Soledad y la Virgen de las Angustias, la dolorosa que no procesiona bajo palio. Lo hace en un paso plateado con candelabros de guardabrisa y representa la contemplación de la Cruz vacía.
Y desde la Calle Rábida, el imponente crucificado de la Misericordia, inspirado en el de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla. La cofradía se caracteriza por el silencio y la sobriedad. Es la unica cofradía de ruán de toda la Semana Santa onubense y también la única que incorpora la figura del Muñidor.
El momento en el que el palio de los Dolores entra a sones de Amarguras en La Catedral, marca la Madrugá del Viernes Santo.
La gente se agolpa en las inmediaciones de La Concepción. A lo lejos los tambores de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno a paso ordinario anuncia lo que está a punto de ocurrir. Son las 4 de la mañana, se abren las puertas y suena la Marcha Real, se pone en la calle la Cruz de Guía de la Hermandad del Nazareno, la Santa Cruz de Jerusalén la cual es titular de la cofradía y es la única Cruz de Guía a la que se le toca la Marcha Real. La espera va tocando a su fin y Jesús Nazareno, el Señor de Huelva está en la calle. Suena su marcha, la que lleva por título el sobrenombre por el que se le conoce y la calle rompe en aplausos. Minutos más tarde, desde el interior del templo concepcionista el sonido de los caireles y de la banda de las Mercedes de Bollullos Par del Condado acompañan musicalmente la salida de María Santísima de la Amargura.
Durante la madrugada del Viernes Santo, la Hermandad del Nazareno vive varios momentos especiales empezando por la visita a las Hermanitas de la Cruz y luego a Nuestra Señora de la Esperanza, que en cuya capilla estuvieron conviviendo dos de las devociones más grandes de la ciudad mientras la Parroquia de la Concepción estuvo en obras y con las claras del día el recorrido por el casco antiguo y el saludo a la Hermandad del Calvario para luego adentrarse en la calle Marina donde un sinfín de saetas y cientos de onubenses acompañan al Nazareno hasta su entrada.
La jornada del Viernes Santo tiene el aroma de la melancolía. De lo vivido, de una Semana Santa más que se niega a irse, pero que irremediablemente le llega su final.
En los estertores de la Semana de Pasión, la jornada nos regala a la última de las cofradías de barrio. La Hermandad de La Fe le da ese contrapunto necesario a una jornada de marcado carácter luctuoso desde el barrio de Isla Chica. De vuelta al centro Jesús es descendido de la Cruz en San Pedro y el palio morado guarda la Resignación en sus Dolores de María que en la noche del Viernes Santo nos ofrece escenas que evocan romanticismo y solemnidad.
Desde la Ermita de la Soledad, Cristo es recogido por su madre que a los pies de la Cruz vacía refleja su angustia y luego, en una urna dorada yace esperando la Resurrección al tercer día. Tras él, bajo un palio que comienza a recuperar el esplendor de antaño, la Soledad de María lo embriaga todo dejando tras su rastro la tristeza más profunda mientras recorre el Callejón del Santo Entierro.
La jornada, y de forma oficial los desfiles procesionales, se cierran con Nuestra Señora en su Soledad. Una talla anónima del siglo XVII y que se nos presenta a los pies de la Cruz que al cruzar el dintel de la Concepción de espaldas al público nos deja ese sabor agridulce del final de todo.
Pero nada de esto tendría sentido sin la Resurrección. El verdadero motivo del por qué celebramos esta semana. y la mañana del Domingo de Resurrección se vive en el barrio de Verdeluz de una manera especial. Cristo ha resucitado, y su mensaje se propaga de calle en calle y la Huelva cofrade en general van a verlo y a compartir con Él su regreso a la vida.
Itinerario Cofrade Huelva 2019