Las divinas palabras de Ernesto Medina

Hoy: Desinquieto

Las divinas palabras de Ernesto Medina
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Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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Pensaba yo que estaba ante un vocablo giennense de pura cepa. Pero lo que he averiguado me ha dejado atónito. Quería comentarles, dilectos oyentes, que algunas novedades de nuestra ciudad me tenían alterado, por lo que para definir mi estado de ánimo pensaba recurrir a un adjetivo, a mi juicio muy expresivo, que mezcla irritación, nerviosismo e inquietud. Porque yo estoy “desinquieto”. Que es - ¡dónde va a parar! - mucho más que inquieto o que desasosegado. Pero si Rafael Alberti dijo de sí mismo “yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”, mis pesquisas sobre la palabra me han dejado desinquieto, desinquieto.

Tecleaba feliz porque el corrector del procesador de textos no me había subrayado la palabra en rojo. Por cierto, hago una digresión, un día entraremos en materia de cómo y por qué se pronuncia “subrayar”. Por lo tanto, estas “palabras, divinas palabras” navegaban desasosegantes, pero sin tacha léxica. No cabía inquietud. Sin embargo, en un barrunto consulté a la Academia. “La palabra desinquieto no está en el Diccionario”. Sorprendido, amplié la investigación por el efectivo procedimiento violetero de guglear, que no tiene nada que ver con los juglares, sino con los motores de búsqueda en Internet.

Desinquieto aparece en el Diccionario de americanismos de la RAE con el significado esperado, “nervioso, inquieto”. Su ámbito geográfico es Puerto Rico y la República Dominicana. La Academia Canaria de la Lengua, que tiene como fin el estudio de la variedad canaria de la lengua española, lo recoge como canarismo. Menos mal que el bueno de don Antonio Alcalá Venceslada en el Diccionario del habla andaluza aclara que es sinónimo de inquieto y lo ejemplifica con una copla: “El dinero y el amor / no pueden estar secretos / el dinero, porque suena / y el amor por desinquieto”.

En consecuencia, dilectos oyentes, puedo gritar con los suficientes beneplácitos académicos que estoy desinquieto. Más allá de las cuestiones personales que me turban, el asunto del Conservatorio Superior de Música de Jaén me trae a mal traer. La Delegación Territorial de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, antes llamada de Educación, - ¿no les suena esto a lo de X antes llamado Twitter? – no da su brazo a torcer. Tengo para mí que del asunto ha hecho un casus belli bajo el obtuso precepto de “sostenella y no enmedalla” frente a su obligación de servicio público. Desinquietos andamos muchos. Unos por incapaces, otros por preocupación. Yo, porque desasosegado y cabreado, constato otro agravio a nuestra ciudad.

Palabras, divinas palabras

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