OPINIÓN

Las Divinas Palabras con Ernesto Medina. Hoy: “Una noche en la ópera”

La película de los hermanos Marx dirigida en 1935 por su director habitual Sam Wood, contiene la famosa secuencia en la que Chico y Groucho parodian el lenguaje administrativo...

Antonio Agudo

Jaén - Publicado el - Actualizado

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“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal? Está muy bien, ¿no?”. Pero a Chico no le gusta. Le pide a Groucho que vuelva a leerlo. “La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”. “Sí, sí, esta vez parece que suena mejor”. Remata Groucho, “a todo se acostumbra uno”.

Yo, en cambio, no he tenido tanta suerte. Ni segundas ni terceras lecturas me han proporcionado comprensión alguna. Boletín Oficial del Estado del sábado 28 de septiembre, número 235, página 119.180. Reza el texto: “AUTORIDADES Y PERSONAL. Nombramientos, situaciones e incidencias. MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA, JUSTICIA Y RELACIONES CON LAS CORTES Orden PJC/1037/2024, de 26 de septiembre, por la que se nombra, ¡atención, dilectos oyentes, mucha atención!, Directora del Gabinete del Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno a doña Ana Ruipérez Núñez”. Les releo el último párrafo más despacito para que se afanen en desentrañarlo: “por la que se nombra Directora del Gabinete del Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno a doña Ana Ruipérez Núñez”. Por cierto, las mayúsculas en las palabras “director” y “directora” no son cosa mía. Así lucen en el texto legal por más que la Fundéu (Fundación del español urgente) y el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia prescriban el uso de la minúscula.

Quizá el cargo sea imprescindible, pero objeto dos consideraciones. Con tantos asesores bien podrían haberse devanado los sesos para hacerlo más inteligible. Por otro lado, hay un exceso de cargos, carguillos y cargamentos que perjudican las cuentas públicas y siembran la duda del buen gobierno entre los administrados. Vean si no los datos del Ayuntamiento de Jaén. En el año 2007 había algo menos de 900 trabajadores municipales. En la actualidad, 1.400. Los ayuntamientos andaluces dedican al pago de las nóminas por término medio el 38,5% del presupuesto. En Jaén, el ¡59%! Según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal nuestro Ayuntamiento ha alcanzado un nivel crítico sin posibilidad de retorno, que, en todo caso, sería dentro de cien años. Otro día hurgaremos en la herida de cuántos entraron por la parte alícuota de cada partido durante los mandatos correspondientes sin más mérito que el carné.

En Jaén, y pronto en Sevilla o Madrid, estamos camino de que no queden partes contratantes porque no habrá nada que contratar.

Palabras, divinas palabras.