¿Te sientes siempre cansado? Descubre las razones que hay detrás de la fatiga persistente
Más allá del estrés, hay factores ocultos que podrían estar drenando tu energía sin que lo sepas

¿Te sientes siempre cansado? Descubre las razones que hay detrás de la fatiga persistente
Jaén - Publicado el - Actualizado
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¿Quién no se ha levantado en alguna ocasión con la sensación de estar agotado, como si hubiese estado trabajando o sin dormir en toda la noche? El cansancio es una sensación común y, a menudo, inevitable en la vida moderna. Tanto es así que se ha convertido en una de las principales causas de consulta en atención primaria en España. Según datos recientes, 8 de cada 10 visitas están relacionadas directa o indirectamente con esta sensación de agotamiento continuo. Aunque es sabido que casi la mitad de los españoles duerme mal y el estrés es un factor determinante, la pregunta clave es: si eliminamos estas variables, ¿Qué está provocando ese cansancio persistente?.
Todos hemos experimentado esa falta de energía que dificulta el poder enfrentar nuestras actividades diarias. Aunque es normal sentirse agotado ocasionalmente, el cansancio constante puede ser una señal de que algo no está bien en nuestro cuerpo o en nuestro estilo de vida.
Las causas más evidentes son la falta de sueño y el estrés. Los adultos necesitan entre 7 y 9 horas de sueño por noche, y no descansar adecuadamente interrumpe los ciclos del sueño, impidiendo la recuperación física y mental. Además, el estrés crónico aumenta la producción de cortisol y adrenalina, hormonas que agotan nuestras reservas de energía.

Más allá del estrés, hay factores ocultos que podrían estar drenando tu energía sin que lo sepas
Sin embargo, si eliminamos estas causas evidentes y el cansancio persiste, podrían estar influyendo otros factores menos visibles. Por ejemplo, los déficits de nutrientes esenciales como el hierro, la vitamina B12, el magnesio y la vitamina D pueden provocar fatiga, ya que son fundamentales para la producción de energía. Asimismo, los desequilibrios hormonales como el hipotiroidismo afectan el metabolismo y pueden ser responsables del agotamiento persistente. Otra causa posible son las infecciones silenciosas, como el virus de Epstein-Barr o bacterias latentes, que pueden generar fatiga sin mostrar síntomas claros.
También es importante considerar las intolerancias alimentarias y los problemas digestivos. La sensibilidad al gluten, la intolerancia a la lactosa y el síndrome del intestino irritable pueden interferir con la absorción de nutrientes y provocar inflamación, lo que se traduce en cansancio constante. Además, los desequilibrios en el microbioma intestinal afectan la producción de neurotransmisores como la serotonina, influyendo tanto en los niveles de energía como en el estado de ánimo.
El estilo de vida moderno, marcado por largas horas sentados, podría generar lo que se conoce como sedentarismo encubierto. Incluso quienes practican ejercicio diario pueden experimentar fatiga debido a la disminución de la circulación y la oxigenación muscular durante el resto del día. Además, el consumo excesivo de estimulantes como la cafeína puede provocar picos y caídas abruptas de energía, creando un ciclo de agotamiento.
Otro factor que a menudo pasa desapercibido son los problemas respiratorios leves, como la apnea del sueño o las alergias no diagnosticadas, que limitan la correcta oxigenación durante la noche y el día. A esto se suma la fatiga mental y emocional derivada de la toma constante de decisiones, la multitarea y la exposición prolongada a pantallas, lo cual puede traducirse en cansancio físico. En casos más serios, enfermedades autoinmunes y el síndrome de fatiga crónica son causas posibles de agotamiento extremo que no mejora con el descanso.
Para combatir el cansancio de forma efectiva, es necesario un enfoque integral. Mejorar la calidad del sueño es fundamental: establecer un horario regular, crear un ambiente propicio para el descanso y evitar pantallas antes de acostarse son medidas clave. También es esencial gestionar el estrés mediante técnicas de relajación como la meditación y el yoga. Mantener una alimentación equilibrada, rica en proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables, así como asegurar la ingesta de vitaminas y minerales, puede marcar una gran diferencia en los niveles de energía.
El ejercicio regular también es imprescindible para mejorar la circulación y la oxigenación de los tejidos, aumentando los niveles de energía y bienestar. Se recomienda realizar al menos 30 minutos de actividad física diaria, como caminar, nadar o andar en bicicleta. Si el cansancio persiste a pesar de mejorar los hábitos, realizar un chequeo médico es crucial para descartar deficiencias nutricionales, problemas hormonales o infecciones ocultas.
El cansancio es una señal de nuestro cuerpo para indicarnos que algo necesita ser ajustado. Escuchar a nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables es fundamental para recuperar la energía y mejorar la calidad de vida. Identificar las causas y aplicar estrategias efectivas puede marcar una gran diferencia en cómo enfrentamos nuestro día a día.