Debacle en La Rosaleda: El Málaga no mejora la imagen mostrada frente al Burgos

El Málaga CF debutó en La Rosaleda esta temporada con una estrepitosa derrota ante la UD Las Palmas que dejó en evidencia que queda mucho trabajo por delante si no se quiere sufrir cómo la pasada campaña. Cuatro goles le metieron los amarillos a los de Pablo Guede, que probó muchas cosas nuevas tanto en nombres como en sistema y que no llegaron a cuajar. Óscar Clemente, Marc Cardona, Álvaro Jiménez y Marvin fueron los encargados de anotar los cuatro tantos del equipo grancanario.

La afición malaguista evidenció su enfado con lo visto sobre el césped del estadio de Martiricos e incluso abandonó sus asientos antes de que el colegiado pitara el final del partido, tras lo cual sonaron muchos pitos. Una mala imagen en el estreno en casa que va a costar modificar a corto plazo.

EL PRINCIPIO DEL DESASTRE

Rodaba el balón y las primeras sensaciones fueron positivas para los malaguistas. Febas se hizo dueño y señor del balón, dándole movilidad y permitiendo a sus compañeros posicionarse con facilidad. Sin embargo, el equipo de García Pimienta sabía aprovechar bien las pérdidas de los blanquiazules.

En el minuto 10 de juego, Guede tuvo que realizar su primer cambio, dando entrada a Ramalho por un lesionado Esteban Burgos. Bustinza pasó al centro de la zaga y el recién llegado Ramalho se metió como lateral.

Pronto tuvo que ponerse las pilas Manolo Reina, con una parada en dos tiempos para atajar un disparo de Moleiro que iba directo al fondo de la red. La afición, aunque con los nervios habituales en este tipo de jugadas, depositaba toda su confianza en el equipo, pero el corazón se subía a la garganta cada vez que los amarillos cruzaban de la línea de mediocampo. Volvió a ocurrir cuando Álvaro Jiménez envió una pelota a la cruceta, con un sonido que hizo aún más llamativo el silencio de una grada que se temía lo peor.

De nada parecían servir los innumerables recortes y movimientos de Febas para deshacerse de los defensas rivales, difícilmente pasaba el balón de tres cuartos de campo y costaba mucho que se metiera en el área. Esto se tradujo en que el Málaga no consiguió tirar a puerta ni una sola vez en toda la primera parte hasta que los de amarillo anotaran su primer tanto.

Entre la defensa y Manolo Reina acababan sacando las castañas del fuego. Prácticamente cada pérdida en tres cuartos finalizaban en situación de peligro para el cuadro grancanario que logró su objetivo de adelantarse en el marcador con una gran contra de Moleiro que completó Óscar Clemente batiendo al meta blanquiazul en el minuto 44.

A los pocos segundos, el Málaga se reactivaba intentando buscar el empate antes del descanso, con muy poco tiempo por delante. Lo intentaba de cabeza Rubén Castro, aunque la pelota se la quedó Valles.

LOS JUGADORES DERROTADOS

Con el inicio de la segunda mitad, entrando Fran Sol por Jozabed, llegó lo que parecía una mejoría ofensiva por parte del Málaga. Dos llegadas seguidas al área rival, la segunda con un disparo de Gallar tras recibir en la banda y meterse hasta la medialuna que se marchó ligeramente desviado al palo derecho de Valles.

Pero, cuando los ánimos estaban mejor, llegó el fallo atrás. Balonazo largo de Valles al que no llega Luis Muñoz y que acaba recogiendo Marc Cardona que, con un zurdazo desde el corazón del área batió a Manolo Reina. Si ya estaba el partido difícil, la cosa se ponía aún más cuesta arriba.

Y lo peor era que la cuesta podía seguir empinándose y el Málaga no encontraba el acelerador, ni la palanca de marchas. Porque apenas necesitó un par de pases el equipo canario en una contra para que Álvaro Jiménez se plantase solo ante Manolo, y ponerla picadita por encima de sus brazos para anotar el tercero de la UD Las Palmas.

La Rosaleda, desde ese momento, se sumió en un runrún incesante entre protestas, caras largas, algunos pitos y mucha decepción. Y es que ni siquiera las que parecen fáciles entran, como pudo comprobar Loren hasta dos veces en una misma jugada quedándose solo delante del portero.

Nueva contra y nuevo gol de los amarillos, esta vez era Marvin el que batía al meta trabuqueño. Las gradas comenzaron a vaciarse en señal de protesta y, tras el pitido final, comenzó una inconfundible música de viento que sirvió de banda sonora para la retirada a vestuarios de los jugadores del Málaga.

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