El malaguismo de Juan: viaja solo en furgoneta a Miranda y duerme en ella tras el partido del Málaga

El fútbol tiene historias que, por muy extrañas que puedan parecer, siempre se superan. El corazón no entiende a razones. No hay duda que el malaguismo está viviendo uno de los momentos más álgidos de su historia reciente. Quizá el descenso de hace dos años sensibilizó y unió a una gran afición, y ya vimos su respuesta. Pues bien, aquí el penúltimo capítulo del amor a unos colores. Una locura en toda regla, pero bendita locura.

Juan, es un jubilado de 77 años, que vive en el Puerto de la Torre. El domingo iba a ir con dos amigos en su furgoneta a Miranda de Ebro para ver ayer al Málaga en Anduva. Así, de sopetón. El problema luego es que con todo montado, Juan se quedó solo, con ganas de viajar... y viajó él solo, "yo quería ir, y al final, aquí estoy, dormí en Lerma, en Burgos, descansé algo y me vine solo en mi niña, que es mi furgoneta, para no dejarla sola", apuntaba en la transmisión de COPE Málaga

Más de 800 kilómetros él solo, con la radio puesta y haciendo kilómetros, solo en su furgoneta, su niña como él la llamó ayer en COPE Málaga cuando conocimos su historia. Además, compró su entrada, sin pedir favores a nadie. "Yo vi por la mañana a Loren Juarros y al cuerpo técnico, peor no les pedí entradas, yo pagué la mía, aunque luego me dijeron que habían sobrado muchas", dice, lamentándose.

NADIE CREÍA QUE IBA A VIAJAR SOLO

Nadie de su familia lo creía. Juan quería ver a su Málaga en Miranda de Ebro. Durmió en Burgos la noche del domingo, y ayer, tras el partido, se quedó en su furgoneta y ya esta mañana emprendió rumbo a Málaga. Una cabezadita rápida y a seguir echándose kilómetros en el cuerpo por el Málaga.

El malaguismo de Juan le llega desde los tiempos de extinto CD Málaga. En la actualidad no es socio, pero paga su entrada y va a La Rosaleda, lo fue, pero ningún familiar le quiso acompañar por una cosa u otra, "yo era socio, pero luego me dejaron solo, y yo solo no voy, ya me busco la vida luego en el estadio", apunta.

Y así, tras dormir anoche en su furgoneta y hacer entre ida y vuelta más de 1600 kilómetros, y ver perder de manera cruel en el 93 a su Málaga, regresa. Esto es una prueba más de malaguismo. Para que vean que el corazón no entiende de barreras, el amor a unos colores puede más, y esta es la historia de Juan, el jubilado que solo en su furgoneta se cruzó España por ver al Málaga.