PISOS TURÍSTICOS
Así es la vida de pesadilla de un vecino de Málaga rodeado de pisos turísticos: “Hasta que lo vives”
Deterioro de zonas comunes, ruidos de madrugada, desconocidos en el portal; un vecino de Málaga cuenta como es su vida en un edifico con la mitad de las viviendas de uso vacacional
Málaga - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El Ayuntamiento de Málaga paraliza la proliferación de nuevas viviendas turísticas y mantiene bloqueadas 800 licencias desde el pasado mes de febrero.
No quiere más alojamientos de este tipo hasta que no realice un censo y un mapa identificando las zonas saturadas. Será entonces cuando tome medidas específicas, aún por definir.
El método para frenar los nuevos pisos turísticos ha sido obligar a que estas viviendas tengan una entrada independiente a la del resto de vecinos. Un requisito que solo pueden cumplir los locales a pie de calle, bajos, y villas unifamiliares.
Contratos
Desde el ayuntamiento aseguran que esta medida que frena el aumento de pisos turísticos tiene otro efecto; muchos de los 800 propietarios que ya no pueden usar la vivienda como piso turístico, apostarán por otra formula de alquiler como es la de la larga duración. También existe otra modalidad que apunta el abogado experto y CEO de Renta Garantizada, Lorenzo Colino. "Es el contrato de temporada, los rendimientos van a ser algo inferiores pero tiene la seguridad jurídica que si hay un problema de impago, no tendran un procedimiento que se dilate en el tiempo".
Un tipo de contrato para perfiles muy concretos de inquilino... "trabajadores que vienen a Málaga a trabajar en un proyecto tecnológico por seis o nueve meses, un estudiante para un postgrado de nueve meses, es un contrato de temporada".
Vecinos
Según el Ayuntamiento de Málaga, en la capital operan unos 9.000 pisos turísticos y, según el Colegio de Abogados de Málaga, la mitad de ellos se sitúan en el centro histórico. Precisamente, los vecinos de esta zona conocen muy bien lo que es vivir en un edificio plagado de estas viviendas vacacionales. Javier es vecino del cento histórico. "A todo el mundo no le parece tan mal hasta que lo vive".
Desde hace quince años, vive en uno de los ocho pisos que tiene su edificio. Al principio, todos los vecinos se cruzaban en las zonas comunes, se saludaban... se conocían. Pero poco a poco, esos vecinos fueron desapareciendo y ,Javier, comenzó a cruzarse con personas a las que no conocía de nada... con turistas, sobre todo extranjeros. "Gente entrando, saliendo, portales abiertos, subiendo y bajando escaleras corriendo con cosas o que te sorprende verlos porque no los conoces".
Un trasiego que produce un rápido deterioro de las zonas comunes... "el ascensor contínuamente sucio y muchas veces roto, los pasamanos reventado o elementos decorativos que faltan".
Y a esto hay que añadirle la falta de descanso por los ruidos. "Un martes yo trabajo al día siguiente y esta gente que viene de vacaciones, quiere disfrutar y eso se nota".
Cuando hay ruidos de madrugada, Javier llama a la La Policía Local... pero asegura que sirve de poco. "Entre que te despietas y decides llamar a la policía, pasan veinte minutos, la policía tarda otra media hora porque no es una urgencia y cuando llegan, el ruido se ha ido".
A las juntas de vecinos solo acuden los cuatro propietarios que todavían resisten en el edificio. Aunque votaron no a los pisos turísticos, no se oficializó en acta. A día de hoy, Javier asegura que no votará de nuevo, no, porque hasta él está pensando en marcharse de su casa. "El centro se va a volver un sitio bastante árido y no descarto yo mismo hacer lo que estoy criticando ahora".