Sonidos imprescindibles de la Semana Santa en Huelva

El sonido de la Semana Santa de Huelva es el de la pasión heredada por generaciones de familias que han ido transmitiendo el amor por las cofradías durante siglos. De esa evolución en el tiempo encontramos hoy la emoción más pura. La magia de una joven corneta que ha sabido aprender de otros tiempos más difíciles, donde apenas un radio casette servía para aprender de memoria una marcha, que hoy tiene a los mejores músicos tocando en las calles la melodía de Dios.

Pero el sonido de nuestra Semana Santa es también el de un quejío que se rompe en una garganta rajada por el cante de una saeta, que sabe a fandango regado de aguardiente. La voz que se agarra a los hierros de un balcón cuajado de clavellinas, pero que también se quiebra delante de un paso mandando la devoción de un pueblo.

Son los dulce sonidos de los pétalos queriendo buscar las mejillas de su Virgen, cuando sus hijos le gritan ¡Guapa! un Miércoles Santo o el del rezo tímido en la voz de las hermanitas de la Cruz.

Son los sonidos de las lágrimas por la piel de quien vive su fe tras la túnica nazarena, los de la cera derramada sobre el asfalto, los de una bulla subiendo la cuesta, los del ‘racheo’ en los adoquines, los de las cadenas penitentes, los de la cruz arrastrando el pecado para purificarlos con la sal de su ría y los de la gloria choquera al amanecer nazareno del día.