COCINA CASERA

El error que cometes al hacer yogur casero que impide que te salga perfecto

Una receta simple aunque con una clave esencial para tener éxito

yogur sencillo

Redacción COPE Sevilla

Sevilla - Publicado el

4 min lectura

Todos sabemos que hacer yogur casero es posible. En muchos casos lo hacían nuestras madres y tenemos en mente el recuerdo de esos vasitos de cristal donde resonaba la cuchara cuando apurábamos el contenido del rico postre lácteo hecho en casa.

El proceso aparentemente es de lo más sencillo, al menos en teoría y se tenga o no una yogurtera en casa, cualquiera puede disfrutar de sus productos artesanos durante siete días, que es el tiempo que los yogures se deben conservar para su adecuado consumo, siempre en la nevera.

Por tanto, en teoría, la elaboración de yogur es fácil incluso para manos inexpertas aunque hay ciertos errores que pueden dar al traste con tus ganas de disfrutar un producto hecho por ti y que pueden hacer que desistas de intentar elaborarlos una segunda vez.

Vayamos por pasos. Para elaborar yogur casero es necesario usar ingredientes sencillos pero concretos. Por ejemplo, nos hace falta 1 litro de leche, pero no de cualquier leche, sino de la leche fresca, la que encontramos en los supermercados o tiendas en la zona de frío.

Es una leche que está muy viva, a la que se ha sometido a un proceso de pasteurizado a baja temperatura para eliminar las bacterias potencialmente patógenas pero no el resto de bacterias que son necesarias para la digestión de la lactosa y para la futura fermentación al convertirla en yogur.

Además de la leche necesitamos una base o fermento para convertirla en yogur. Aquí hay varias opciones. Podemos optar si somos principiantes por un yogur industrial, a ser posible con microorganismos vivos.

Después nuestro yogur casero, cuando consumamos los que hemos elaborado puede servir de fermento para la siguiente tanda, aunque no se recomienda que se utilice una cepa más de 3 veces porque va perdiendo su capacidad.

Hay otras posibilidades como adquirir fermento liofilizado, que significa que es fermento seco y con un gramo tenemos suficiente para elaborar nuestros yogures. Eso sí, es recomendable fijarse en su composición y que sea de bacterias puras.

Yogur

Una vez que contamos con los ingredientes adecuados nos podemos poner manos a la obra. Las opciones de elaboración pasan por usar una yogurtera o bien optar por un termo o una olla a presión.

Lo primero será hacer la mezcla de leche y fermento (ya sea un yogur industrial, un yogur casero anterior o fermento seco).

En este paso puede producirse uno de los graves errores que pueden dar al traste con nuestro delicioso yogur casero. La clave del proceso es la temperatura. Debemos poner la leche al fuego junto con el fermento y hacer que suba hasta los 45 grados.

Por encima de esa temperatura comienzan los problemas. De hecho si calientas la leche más de 48ºC o la fermentas a una temperatura superior a esos 48ºC achicharras a las bacterias y las destruyes, por lo tanto tus yogures no cuajarán.

Lo mismo ocurre si no calientas la mezcla lo suficiente, es decir, si la temperatura es demasiado baja el yogur tampoco tendrá la textura adecuada.

Es decir, que en la temperatura está la clave de un buen yogur, con una textura adecuada y es en buena medida el elemento primordial de todo este proceso.

Una vez preparada nuestra base de yogur hay que seguir con el siguiente paso. Darle tiempo a la mezcla para que fermente. Ese proceso necesita su tiempo. El yogur debe fermentar durante 8-10 horas a temperatura controlada de 44-45ºC.

La opción más cómoda la yogurtera, mantiene ella sola la temperatura adecuada durante todo el proceso. Con el termo y con la olla a presión, necesitamos un termómetro para controlar la temperatura, que no debe subir nunca de los 48ºC.

Si optamos por el termo ponemos la mezcla dentro, lo cerramos y lo dejamos en un lugar cálido si es posible abrigado con un trapo de cocina o una toalla. NO se debe abrir hasta pasadas 8 ó 10 horas , momento en que se pasará a la nevera para su correcta conservación.

En caso de emplear la olla a presión debemos calentar agua hasta que hierva. Llegados a ese punto se vacía el agua y se introducen los vasitos de yogur con la mezcla dentro. Tapamos la olla y la abrigamos para que la temperatura baje lentamente y vaya fermentando el yogur. Serán necesarias diez horas antes de abrir y meter los vasitos en la nevera.

Para lograr yogures más espesos se puede añadir a la mezcla de leche y fermento una cucharada de leche en polvo aunque hay muchos puristas que rechazan este recurso.

Hay posibilidad de darles sabores como añadirles trozos de fruta fresca a la hora de consumir.

Si preferimos que tengan un sabor más dulce podemos poner una base de mermelada en los yogures antes de ponerlos a fermentar.

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