Este es el error que cometes al utilizar uno de los utensilios de cocina más comunes: "Sorprende"

Un experto explica cuál es el utensilio cotidiano que usas mal en la cocina y qué puedes hacer

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Un experto lo confirma, hay un utensilio de cocina que no es tan inofensivo como parece: "Sorprende"

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No los vemos, pero están ahí. En cada centímetro cuadrado de nuestra piel y en cada rincón de nuestras casas. Son comunidades enteras de microorganismos. Y es que los seres humanos convivimos a diario con millones de seres diminutos que se encuentran en el aire, el agua, los alimentos y en nuestras propias superficies corporales.

De hecho, investigaciones recientes señalan que en el cuerpo humano habitan alrededor de 39 billones de bacterias, cifra que superaría al número de células humanas.

Eduardo Villalobo, profesor de Biología de la Universidad de Sevilla, lo confirma. “Estamos rodeados, son muchísimos microorganismos”, y algunos son beneficiosos para nuestra salud, aunque en otras ocasiones “pueden llevarnos a enfermar”.

Los buenos “los podemos encontrar en los alimentos”. Por ejemplo, las bacterias que ayudan a nuestra digestión “las encontramos en el yogur donde hay esas bacterias probióticas, un término que todo el mundo conoce”.

Las infecciones “provocadas por los alimentos son de las infecciones más comunes”. Y sí, también se producen por esos microorganismos que nos rodean: “lo que hay que evitar es la contaminación cruzada”. De hecho, siempre se recuerda al cocinar que "si cortas pollo en una tabla limpia la tabla y no la utilices después para cortar la lechuga porque la lechuga no la cueces te la comes cruda".

Villalobo asegura que “la solución todo el mundo la conoce, la higiene, porque después de los antibióticos y las vacunas, el jabón es lo que ha salvado más vidas en el mundo, el lavado de manos”, así que lo de “toda la vida de Dios, la limpieza”.

Cuál es el utensilio cotidiano que usas mal en la cocina: “Hay que hacerlo”

Y esta medida, la de la limpieza y la higiene, es lo que tenemos que aplicar especialmente en la estancia de la casa, que es una de las más críticas y donde se acumulan más microorganismos: la cocina.

Los estudios indican que es el lugar donde más bacterias hay, por delante del cuarto de baño, porque los sanitarios los limpiamos más a menudo y con productos más fuertes.

Además, es habitual que limpiemos “la encimera, un poco después el frigorífico, o incluso que usemos el mismo estropajo que tenemos para fregar, para limpiar algo que se ha derramado en la nevera y ahí llega la contaminación cruzada” y la dispersión de los microbios.

Eso nos da pistas de que estamos usando mal ese utensilio cotidiano de nuestra cocina. Porque también hay estudios relacionados con la microbiota, que antes se llamaba flora, que han analizado los microbios que se encuentran en ese elemento concreto de nuestra cocina, los estropajos.

Ese utensilio, “es sorprendente”, porque “lo tiene todo, alimento, recovecos donde se meten los microorganismos, es húmedo”. Por tanto, es un lugar perfecto para que estos microorganismos crezcan. ¿Qué es lo que se puede hacer entonces?

Según el profesor Vilallobo, “hay quien los lava con lejía o quien los mete en el microondas, pero ¿son efectivos este tipo de tratamientos?”. Lamentablemente, los estudios demuestran que estos trucos “no son muy efectivos y quizá lo mejor es cambiarlos frecuentemente, más que utilizar este tipo de cosas, hay que hacerlo hay que cambiar el estropajo, tíralo a la basura en vez de tener un estropajo viejo que has pasado muchas veces por lejía.”

Limpiar bayetas y estropajos

En todas las cocinas hay estropajos y bayetas que se usan más o menos con frecuencia. Se usan para limpiar los platos, restos de comida de la encimera, grasa incrustada e incluso hasta los lavabos…

Los métodos más utilizados para desinfectar bayetas y estropajos han resultado ser meterlas en la lavadora o dejarlas en agua con lejía, aunque también hay quien usa el microondas, el lavavajillas o el jabón o detergente.

Lo normal es que una vez lavados parezca que están limpios, a simple vista. Pero en realidad no están libres de bacterias.

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Aunque es imposible dejarlos impolutos, sí podemos usar algunos trucos para minimizar los riesgos de proliferación de bacterias

1. Eliminar los restos de comida después de cada uso. Las bacterias son seres vivos y necesitan nutrientes, así que mejor no darles facilidades para que crezcan.

2. Aclarar, escurrir y dejar secar después de cada uso. Si quieres puedes añadir unas gotas de lejía como método desinfectante adicional. Ponlos a remojo en agua con lejía diluida al 10% durante al menos 5 minutos. Es importante dejar la bayeta extendida para evitar que se acumule la humedad.

3. Renovar frecuentemente tus estropajos y bayetas, cuanto más desgastados estén, más propensos serán a acumular bacterias.

4. Utiliza una bayeta para cada zona, es decir, una bayeta para el baño, otra para la cocina y guárdalos en sitios distintos.

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