Las cuevas de Teruel en las que se degusta hígado crudo
Son lugares de encuentro y esparcimiento con amigos o familiares
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los vecinos de la localidad turolense de Alacón ven en el hígado crudo uno de los mayores manjares que pueden probar. Tiene que ser de cordero, preferiblemente de la raza ojinegra, oreado, cortado en pequeños trozos y con un a pizca de sal. No todos los alaconinos lo comen así, pero sí lo hacen la mayoría de ellos. Además, disfrutan degustándolo en sus bodegas, unas cuevas excavadas por los propios vecinos en la piedra que, para ellos son lugares de encuentro y esparcimiento con amigos o familiares.
Y que el hígado crudo se tiene que acompañar de vino 'cosechero' que también elaboran los vecinos de este municipio de la Comarca de Andorra- Sierra de Arcos y que se sirve en cocos que van pasando de mano en mano para poder catarlo. Es muy común, asimismo que, cuando algún visitante llegue por primera vez al municipio sus anfitriones le animen a probar este manjar que para los vecinos de Alacón es comparable a los mejores productos del mercado o a cualquier plato elaborado por un chef con varias Estrellas Michelín.
Desde luego, en lo que todos se ponen de acuerdo no es sólo en los beneficios que ellos ven, tanto gustativos como para la salud, en degustar así el hígado, también en que el lugar en el que se ha de hacer es en las bodegas. Y es que, en Alacón hay cientos de estos espacios que, en algunos momentos de la historia se han llegado a utilizar incluso como refugio. Las cuevas se heredan de padres a hijos y es uno de los lugares más importante del municipio.
Nadie sabe con exactitud de dónde viene esta costumbre, aunque hay quien busca en la prehistoria. Y es que, este municipio turolense es buen ejemplo del arte rupestre Levantino con espacios como la 'Cueva del Tío Garroso' que contiene pinturas de gran calidad cuyo máximo exponente es 'El Arquero'. En el abrigo del Garroso aparece otra figura humana 'El Gigante' que, se considera la representación humana más grande del Arte Levantino español. El abrigo está compuesto por un total de 83 figuras pintadas en rojo y negro entre las que se pueden encontrar figuras humanas, cuadrúpedos, cérvidos, cápridos, puntos, dedadas, huellas de manos y otro tipo de signos. Estas pinturas son uno de los principales atractivos del Parque Cultural del Río Martín y están declaradas Bien de Interés Cultural. Así que, hay quien dice que la costumbre podría venir de aquellos cazadores que hace miles de años habitaron aquella zona.