Se muda de Barcelona a Madrid y la queja que hace de la capital hace saltar las alarmas: “Lo estoy pasando mal”
Se llama Nuria y a través de su cuenta de TikTok expresaba por qué hay tantísima diferencia entre una ciudad y otra
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Ya sabes que eso de encontrar trabajo puede llegar a ser una tarea muy complicada y, como decimos siempre, se convierte en un trabajo en sí mismo.
Sí, entrar en diferentes aplicaciones, apuntarte a distintas ofertas de trabajo y que, esas mismas, se acomoden a las condiciones que tú quieres y que necesitas. Por no hablar, por supuesto, de todos los procesos de entrevistas que pueden llegar a ser interminables.
Si lo has experimentado, sabrás que te pueden llegar a convocar a un sinfín de entrevistas, incluso algunas en grupo que se conocen como dinámicas de grupo, y en muchas se dedican a sacarte los colores.
Muchas veces, al final de los procesos, pueden comunicarte la decisión de la empresa, pero, en otros casos, nunca llegarás a saber qué es lo que pasó y por qué no te terminaron seleccionando. Te hacen lo que se conoce como “ghosting laboral”.
No solo eso, sino que muchas veces, no encuentras el trabajo ideal que se ajusta a tu preparación y a las condiciones que vienes demandando. Por eso mismo, a veces las circunstancias te obligan a buscar fuera de tu ciudad e incluso de tu país. Son muchas las personas, y seguro que a alguna la conoces, que han dejado todo atrás para encontrar un trabajo.
Es lo que le ha pasado a Nuria, una joven que acaba de mudarse desde Barcelona a Madrid y ha notado, a pesar de ser el mismo país, una gran diferencia cultural. Y así lo expresaba en su cuenta de TikTok.
La queja que hace de Madrid en redes sociales
Normalmente, suele costar más cuando tienes que abandonar tu ciudad para mudarte a un nuevo país, con grandes diferencias culturales. Y es que, a veces, tienes hasta que adaptarte a otra cultura y superar una barrera idiomática.
Sin embargo, si solo te cambias de ciudad pero sigues en tu mismo país, la adaptación al nuevo destino suele ser algo más fácil. Eso en la teoría porque, luego, la práctica es otra cosa.
Y si no, que se lo digan a Nuria, que hace poco abandonó Barcelona para empezar a vivir en Madrid. A pesar de que son dos de las ciudades más grandes de España y, por tanto, pueden llegar a ser muy parecidas, ella ha encontrado una “diferencia muy harta”.
Y es que, para ella, hay mucha más vida social en Madrid que en Barcelona, lo cual le agobia bastante. “Me da igual que mis amigos se lo pasen bien porque nos lo pasaremos bien juntos la siguiente vez, pero me voy de Madrid una semana y les pregunto qué ha pasado” comenzaba diciendo.
Dice que en la capital, pasan muchas más cosas en menos periodo de tiempo. “6 meses en Madrid equivale a 10 años de vida. Vine a casa de mi madre, no voy a volver hasta enero. Dos habrán tenido novio, una lo habrá dejado y estará con otro. Me lo estoy pasando mal, y yo no me lo había pasado mal jamás” ironizaba.
Por supuesto, eran muchos los comentarios apoyando la teoría de Nuria, porque dicen que en Madrid hay mucho ambiente y muchas cosas que pasan en poco tiempo.
Se muda a Madrid y le chirría un comportamiento común
Normalmente, ya que somos nosotros mismos los que vivimos aquí, no nos damos cuenta de esos comportamientos o rasgos que nos son comunes.
Por ejemplo, nunca te darás cuenta de si tienes acento o no, o de si los españoles somos muy expresivos y hacemos aspavientos para hablar con otra persona. Y es que somos así, pero hay ciertas cosas que nos las tienen que destacar desde fuera para que podamos darnos cuenta de que las hacemos.
Y una de esas es la que ha llamado la atención de Rachel. Y es que ella dice que nos reímos siempre cuando alguien de nosotros habla bien inglés...Y cuando no, también.
“Hablar bien el inglés...Tu amigo Pablo ha estudiado en Estados Unidos, ¿por qué sus amigos se ríen de él? También pasa al revés, si hablas mal también se ríen” destacaba Rachel. Dice que es, cómo no, para “parecer guay”.
“En Estados Unidos pasa con las clases de español, pero en la vida adulta tiene que parar” decía. Cuenta, además, que es “una cosa rara” que hacen los españoles.