¿Cómo hacer lejía con ceniza de madera?

La ceniza ha sido usada durante siglos en la elaboración de lejía. Desde los antiguos griegos hasta nuestras abuelas conocen esta sorprendente fórmula

ceniza

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La lejía, tal y como la conocemos actualmente, se creó en el S.XVIII. Su comercialización tardó años en desarrollarse y sobre todo, en llegar a ser habitual entre la población en general. De hecho, en España, muchos pueblos seguían usando en los años 50 y 60 la antigua receta de elaboración de la lejía de ceniza.

Sí, por muy sorprendente que te resulte y más allá de compuestos químicos, la ceniza resultante de quemar madera puede ser usada para elaborar un jabón o "detergente" que actúa de forma muy similar a la lejía. Esta fórmula natural viene heredada de civilizaciones antiguas como la egipcia o la griega y muchas personas mayores aún recuerdan su elaboración y su utilización en España hasta hace unas décadas. De hecho, en la antigua Grecia se llamaba a la lejía con el nombre de "konis" lo que se traduce literalmente como "ceniza".

¿CÓMO SE CREA LEJÍA A PARTIR DE LA CENIZA?

Esta lejía se consigue mezclando agua y ceniza de madera quemada. El agua es mejor que sea natural, de lluvia o manantial, no agua del grifo que puede contener cal. En cuanto a la ceniza, lo mejor es que proceda de maderas como la del roble, el olivo o la encina. Deben ser maderas naturales, sin tratar, barnizar o pintar. Para su preparación debemos tamizar la ceniza, es decir, pasarla por un colador o malla para eliminar sus trozos más gruesos. Quedará así, un polvo muy fino que mezclaremos con agua caliente, cercana a hervir, y removeremos la mezcla hasta que la ceniza esté totalmente disuelta.

Después, dejaremos que la mezcla repose 48 horas, aunque durante este tiempo deberemos removerla de vez en cuando, una vez al día suele ser suficiente. Por último, filtraremos esta mezcla escurriéndola con un paño de algodón. Se recomienda guardarla en un envase de cristal, acero o cerámica.

Esta lejía de ceniza puede ser más o menos potente en función de la proporción de agua en la que procedamos a disolverla. Lo más habitual es usar una parte de ceniza por dos o tres de agua. Actualmente, esta fórmula puede realizarse perfectamente por ejemplo, reaprovechando la ceniza generada por una barbacoa en la que hayamos usado el tipo de maderas anteriormente comentadas. Su aplicación está indicada para limpiar la vajilla, el suelo o incluso, la ropa.

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