Siete mercantes, "atrapados" en el puerto de Gijón por la borrasca Mónica
La mala mar, con olas por encima de los 9 metros, han obligado a los barcos a permanecer en el interior de El Musel, adonde ha entrado otro más ante el riesgo de esperar fondeando
Asturias - Publicado el - Actualizado
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La borrasca Mónica que ha azotado, en los últimos días, al Cantábrico, ha afectado al normal funcionamiento en el puerto de El Musel, en Gijón. La mala mar, con alerta naranja por fenómenos costeros, y olas que han superado los 9 metros de altura, han obligado a permanecer resguardados a siete buques que habían concluido su actividad portuaria. Además, el 'Fehn Calypso', con 2.200 toneladas de productos siderúrgicos, adelantó su entrada ante el riesgo que suponía permanecer fondeando frente al puerto.
Entre los barcos que tuvieron que capear el temporal en el puerto, destacan el 'MSC Joy', con más de 200 metros de eslora; el 'Cristina Masaveu', para cargar cemento y clinker; o el 'Iepborg', que había desembarcado cereales y su harina.
La borrasca, sin embargo, va amainando y los mercantes van abandonando El Musel: han dejado los muelles gijoneses el 'WEC Mondriaan', los cementeros 'Cemstar' y 'Encofrador'; el 'Baikal Fin', con productos siderúrgicos; y el 'Epic Breeze', que había cargado butano.
Los pesqueros, amarrados
También han podido salir a faenar los arrastreros de la flota pesquera gijonesa. Según ha contado, en COPE, el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores 'Virgen de la Soledad de Gijón, Jorge Álvarez Medina, los barcos de bajura sí permanecen amarrados a puerto, en el muelle de Rendiello: "Estamos parados, está el tiempo 'chungo' y esperando a ver si mañana (por este miércoles) se puede salir".
Consecuencias del temporal
Además de fuerte oleaje y rachas de viento, Mónica ha dejado en Gijón una tromba de agua que ha desbordado el río Piles, a su paso por el puente de La Guía, y ha obligado a activar los pozos de tormentas construidos en la ciudad.
Estos tanques, ubicados en Poniente, El Arbeyal y el parque de los Hermanos Castro, son unos enormes depósitos subterráneos creados para almacenar el exceso de caudal de agua que provocan los chubascos intensos y regular, después, su paso hacia la red de saneamiento.