Así se abrió hace 950 años el Arca Santa de Oviedo, que guarda el sudario con el que se limpió el rostro de Cristo al morir

950 años. Casi un milenio. Es el tiempo que ha pasado desde que el Arca Santa de la Catedral de Oviedo fuese abierta por primera vez. Un hecho histórico que supuso un antes y un después para la ciudad de Oviedo y en el que estuvo presente Alfonso VI, acompañado por su hermana Urraca y, posiblemente, por el Cid Campeador. Sus nombres figuran en el documento que da fe de lo sucedido en aquel 1075.

"Es un documento que nos transmite dos dimensiones. Por una parte, refleja cómo se preparó el acto -la visita real- y, en segundo lugar, recoge también cómo se prepararon espiritualmente, puesto que la motivación era una motivación religiosa. Querían venerar las reliquias, a las que acompañaba una tradición y unas leyendas que las rodeaban", explica el canónigo y archivero de la Catedral, Juan José Tuñón. "Nos cuenta también que abrir el Arca no era un acto habitual, que se había intentado sin éxito décadas atrás, cuando una luz cegadora había animado a quienes lo intentaron a no continuar", añade el profesor de la Universidad de Oviedo, Miguel Calleja.

¿cómo llegó el arca santa a oviedo?

El Arca Santa había llegado a Oviedo un par de siglos antes, en tiempos de Alfonso II 'el Casto'. Su origen se encuentra en Jerusalén, pasa por Toledo y, cuando se produce la invasión musulmana, termina recalando en la Catedral de San Salvador. En su interior, 85 reliquias asociadas a Cristo, la Virgen, apóstoles o santos. "Tienen particular peso en su conjunto. En el caso de Oviedo, no hay una reliquia única que atraiga, como en otros lugares. Aquí, el propio relicario se convierte, en su conjunto, en la pieza central", aclara el profesor Calleja.

un antes y un después

La apertura del Arca Santa supuso un antes y un después para Oviedo. "Creemos que es una fecha a recordar como sociedad, no solo a nivel eclesial, también como ciudad y como amantes del protagonismo que tiene hoy la Cámara Santa y la Catedral, con el turismo, las visitas, las peregrinaciones...", destaca Juan José Tuñón. Algo que hoy normalizamos, pero que no se daba hasta la visita de Alfonso VI y la apertura del Arca Santa. "Se convierte, de forma inmediata, en un atractivo. Oviedo se convierte en uno de los centros de peregrinación principales de la cristiandad", apunta el profesor Calleja.