Qué hacer con los alimentos de tu nevera si te vas de vacaciones

Aquí tienes los alimentos con mayor y menor tiempo de conservación en el frigorífico

Nevera

Redacción digital

Madrid - Publicado el

2 min lectura

Llega el momento de hacer las maletas y disfrutar de las vacaciones. Antes de salir unos días de la residencia habitual, nos disponemos a realizar todo tipo de preparativos como regar las plantas o cerrar ventanas pero, a menudo, nos olvidamos de lo más importante: nuestra nevera.

Antes de irnos debemos saber qué alimentos podemos dejar en la nevera y cuáles se pueden llegar a estropear. Claro está, todo dependerá de cuánto tiempo vayamos a ausentarnos: un fin de semana conllevará recomendaciones más versátiles mientras que si nos vamos una semana entera serán más estrictas.

La nevera o el congelador son electrodomésticos con capacidad para extender la vida útil de nuestros alimentos, pero no hacen magia. Otro de los problemas suele ser la fecha de caducidad de los alimentos. Desechándose toneladas de alimentos que realmente estaban en perfecto estado.

Existen alimentos que por desconocimiento, tiramos al cubo de la basura y que realmente, tienen una vida mucho más larga de la que creemos, como es el caso de: productos secos, leche (sin abrir), chocolate, enlatados y congelados, miel o quesos duros.

Hay, incluso, aplicaciones antidesperdicio de comida con consejos o pautas para saber qué alimentos podemos conservar y cuáles debemos consumir antes de irnos de vacaciones.

¿Qué alimentos aguantarán en ausencias cortas?

En el caso de irnos durante pocos días la temperatura de refrigeración adecuada debería ser de entre 5ºC y 8 ºC, ya que, de esta manera, la multiplicación de patógenos será menor que si conservamos un alimento a temperatura ambiente.

En este sentido, aquellos alimentos que tienen un menor tiempo de conservación (de 1 a 2 días) son la carne de ave fresca, embutidos (queso, jamón, chorizo…), ternera, cordero, pescados, hamburguesas o carne picada. En el caso de todos estos, es mejor congelarlos para poder consumirlos tranquilamente a la vuelta.

Con un tiempo intermedio (de 3 a 5 días) se encuentran alimentos como carnes asadas, sobras (platos preparados), ensaladas de huevo, pollo, jamón o la leche abierta. Por último, aquellos alimentos que más duración pueden tener son por ejemplo los huevos y la mantequilla: de 2 a 3 semanas.

Lo ideal antes de arrojar un producto a la basura es realizar el examen de los sentidos: vista, olfato y gusto. Hay que echarle un vistazo a la comida y valorar si su aspecto es el óptimo para ser consumido. En segundo lugar, olfatear el alimento y juzgar si se ha producido algún cambio. Por último, pero muy efectivo hay que probarlo: si después de mirar y oler aún no estás seguro/a, saborea un poco el alimento y juzga tú mismo/a si su sabor es el de siempre.

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