"¿De qué vamos a vivir ahora?": desolación en Soto de la Barca tras el derribo de la térmica

La desolación recorre todo el concejo de Tineo tras el derribo de la chimenea de la central térmica de Soto de la Barca. Era la única que quedaba en pie y ha sido derribada este miércoles. La voladura controlada ha dejado un sentimiento amargo entre los vecinos porque ha cambiado radicalmente el paisaje de la zona y, sobre todo, la forma de vida de este pueblo situado a orillas del río Narcea.

En unos pocos segundos han caído sesenta años de historia. Los explosivos son la consecuencia de la apuesta por la descarbonización del Gobierno de Pedro Sánchez que se ha llevado seis décadas de actividad industrial en un pueblo que llegó a tener 500 habitantes de los que sólo quedan 28. Uno de ellos en Manuel Ángel Menéndez que tiene su bar enfrente de la central derribada. "Da mucha pena porque podía haber quedado como museo, como han hecho con algunas minas, pero lo han tirado todo".

Invitación a la ministra Ribera

La central térmica fue cerrada en 2020. El problema es que la compañía Naturgy se ha ido sin dejar ninguna alternativa, tal y como había prometido el PSOE. "¿De qué vamos a vivir ahora?", se pregunta Manuel Ángel que no cree que el turismo sea la solución porque se concentra "en unos pocos días".

Este hostelero tinetense invita a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a visitar Soto de la Barca e instalarse allí una temporada "para que compruebe lo que ha hecho" con las decisiones que ha adoptado.

Pueblo fantasma

La térmica de Soto de la Barca se creó en los años 60 para producir la energía de la España industrial de la época. Al pueblo llegaron numerosas familias para trabajar en la central. Fueron ubicadas en un poblado que tenía piscina, escuela, economato y hasta cine. De aquello no queda nada y ahora es un pueblo fantasma. El Ayuntamiento de Tineo trata ahora de rehabilitar esa zona residencial en un proyecto de viviendas cooperativas.