Esta es la situación del COVID en Asturias cinco años después del primer caso: “No encuentro palabras”
El coronavirus se cobró 3.556 vidas y contagió a casi 270.000 personas en el Principado
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Así contamos en COPE los cinco años de COVID-19 en Asturias
Oviedo - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
El año 2020 fue bisiesto. El 29 de febrero soplaba viento fuerte del sur en Asturias y los bomberos trataban de sofocar una treintena de incendios repartidos por todo el Principado. La preocupación por las llamas empezó a quedar en un segundo plano cuando ese día llegó la confirmación oficial del primer caso de covid diagnosticado en Asturias. Aquel positivo tenía nombre y apellidos. Era el escritor chileno Luis Sepúlveda, afincado en Gijón, quien se había contagiado con el coronavirus en un congreso literario en Portugal y estaba ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) junto a su esposa, Carmen Yáñez. Ella consiguió superar la enfermedad, pero su marido falleció el 16 de abril. En aquel momento ya estaba declarado el estado de alarma en toda España y la población confinada. Sepúlveda fue el primer positivo, pero hubo casi 270.000 más en Asturias. En esa lista está Beatriz González, de 57 años, trabajadora del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, donde estuvo ingresada en la UCI con una neumonía bilateral provocada por el COVID-19 que le había contagiado su marido. “Él estuvo fastidiado, pero se le pasó, y yo empecé con mucha fatiga, fiebre alta y mucha tos”, ha recordado en COPE. Al principio estuvo supervisada por su médico de Atención Primaria, pero acabó en urgencias y pasó ocho días intubada. “Cuando desperté no sabía qué había pasado y me costaba hasta pronunciar el nombre de mis hijos”. Le había preguntado por ellos el neumólogo que fue a verla a la habitación y a explicarle que no podía recibir visitas por culpa del coronavirus. Beatriz consiguió superar la enfermedad, pero no ha olvidado ni un solo día a la enfermera que le sujetó el teléfono, porque ella no tenía fuerzas, y marcó el número de su marido para que pudieran hablar. “Lloramos los tres, nunca le agradeceré bastante su empatía, ternura y humanidad, no encuentro palabras”. El agradecimiento lo hace extensivo a todos los “héroes anónimos” protegidos con mono blanco, guantes y gafas que atendían a los pacientes contagiados.
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Homenaje a Avelino Uña, primer fallecido por COVID en Asturias
UNA LISTA CON 3.556 FALLECIDOS
El coronavirus se cobró la primera vida en Asturias el 11 de marzo de 2020. Ese día falleció en Oviedo el religioso salesiano Avelino Uña, de 68 años, jefe de estudios del colegio Fundación Masaveu. Su nombre encabezó una lista mortal con 3.556 víctimas. “Si no fueron más, fue gracias al confinamiento de las primeras olas”, recuerda el epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Daniel López Acuña, afincado en Gijón. Después llegaron las vacunas y, gracias a su protección, Asturias pudo dejar atrás una pandemia que obligó al ejército a desinfectar edificios públicos, montar hospitales de campaña en el párking del HUCA, de Cabueñes y en el San Agustín. Para el recuerdo también queda la Feria Internacional de Muestras de Gijón convertida en hospital o los mayores de las residencias recibiendo asistencia en el CREDINE de Langreo.
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Daniel López Acuña
López Acuña mantiene claro el recuerdo de todas las medidas que hubo que adoptar y la “responsabilidad” con la que actuó la sociedad asturiana. Ahora le preocupa que “la gente baje la guardia” porque “el virus no ha desaparecido, sigue presente, ha tenido repuntes y es imprescindible que los más vulnerables se sigan vacunando”. El epidemiólogo mexicano residente en Asturias insiste en la importancia de no olvidar la enfermedad y mantener el mensaje para que la población utilice mascarilla en caso de contagio y esté “suficientemente protegida, porque aún puede haber casos severos que provoquen decesos”.
EL COVID PERSISTENTE
La incidencia del coronavirus en Asturias está ahora por debajo del 3 por ciento, muy inferior a la que ha tenido la gripe A durante el otoño y el invierno. Sin embargo, los médicos de Atención Primaria siguen viendo en las consultas secuelas de las primeras ondas epidémicas. Es lo que se conoce como covid persistente que presentan síntomas como la fatiga, dolores musculares, alteraciones cardiacas, cierto deterioro cognitivo o pérdida de olfato y gusto. “Alguno llevas meses, incluso años, con esa sintomatología”, asegura el doctor Rodrigo Abad, con consulta en el centro de salud de Pola de Siero y miembro del grupo de trabajo de enfermedades infecciones, vacunas y enfermedades infecciones de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
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Rodrigo Abad
Rodrigo Abad ha explicado que el covid persistente no se puede detectar con pruebas de laboratorio y precisa un diagnóstico por descarte. En lo peor de la pandemia llegó a tener una prevalencia del 15 por ciento, ahora es “mucho más baja, gracias a las vacunas”.