El truco infalible para conservar tus tomates durante más tiempo

El tomate es un básico de nuestra gastronomía que, además de ser fundamental en algunos platos cocinados, es el complemento perfecto para comerlo, también, en crudo. Una ensalada de lechuga, cebolla y tomate completa cualquier menú. Pero, ¿qué podemos hacer en casa para que se mantengan frescos durante más tiempo? La clave para conservarlos está en el agua del tomate: si la pierde, se estropeará.

Lo primero que debes saber es que la solución no está en el frigorífico. De hecho, no es recomendable guardar los tomates en la nevera, salvo que quieras conservarlos durante mucho tiempo. El frío del refrigerador puede hacer que pierdan su sabor y la textura sea menos apetecible. Si es inevitable apostar por esta opción, guarda los tomates en un tupper (que recoja el agua que puedan perder) y recuerda sacarlos de la nevera un rato antes de comerlo.

Lo recomendable es conservarlos a temperatura ambiente, fuera del frigorífico y sin que reciban la luz directa del sol. Como te hemos contado, los tomates pierden su frescura cuando pierden su humedad. La piel evita que pierdan humedad, pero los tomates tienen un punto débil: el tallo.

Es el lugar por el que estaban unidos a la planta y el que debemos 'proteger' para conservar durante más tiempo esta hortaliza en casa. ¿Cómo? Guardándolos boca abajo, con ese punto (la zona verde del tomate) pegado a la superficie en la que está apoyado (plato, frutero, tupper...). Además, puedes tapar con papel film o cinta adhesiva el tallo y es recomendable que le quites las hojas, si las tiene.

El tomate es muy nutritivo y tiene muchas propiedades: la vitamina A ayuda a proteger la vista, el hierro y la vitamina K mejora la circulación sanguínea y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. Además, es un aliado contra el envejecimiento gracias a sus propiedades antioxidantes; y es diurético y rico en fibra.