Alquila dos habitaciones de su casa en Las Palmas y termina conviviendo con sus inquiokupas: 10 personas y cuatro perros en 75 metros
Esto es lo que le ocurre a Gabriela, una vecina de Las Palmas de Gran Canaria, propietaria de una vivienda en el Barrio de las Remudas

Gran Canaria - Publicado el
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¿Te imaginas convivir en el mismo piso con el inquilino que no te paga desde hace años el alquiler? Compartir baño, cocina o las zonas comunes es el escenario. Pues esto es lo que le ocurre a Gabriela, una vecina de Las Palmas de Gran Canaria, propietaria de una vivienda en el Barrio de las Remudas. Hace cinco años, decidió alquilar, por un mes, a una familia, dos de las tres habitaciones que tienen el piso.
En un primer momento, solo era para dormir por la noche, pero eso no fue así. “Esta familia estaba en la calle, no tenían donde ir, los habían desahuciado de otra vivienda. Me dijeron que era solo para dormir por la noche y que solo sería un mes. Yo acepté porque como la vivienda no tenía agua, porque me la habían cortado, pensé cobrarles 250 euros al mes, por las dos habitaciones y así poder pagar” nos ha explicado Gabriela, en los micrófonos de Herrera en COPE Gran Canaria”.

Una imagen del exterior de la vivienda de Gabriela en Las Remudas
AL PRINCIPIO TODO FUE BIEN
En un primer momento, la convivencia era buena, estos inquiokuopas cumplen, pagan y la paz reina en las paredes de esa vivienda. Gabriela, que vive con su hijo en su casa, decide irse a vivir con la que ahora es su pareja, Luis Miguel. Y deja el piso a cargo de su hijo.
Después de que Gabriela saliera de su casa, el infierno se desataría en la vivienda. Su hijo no lleva bien el convivir con estas personas. Las discusiones entre ellos van cada vez a más, son tan fuertes las broncas, que esta familia decide denunciar al hijo de Gabriela. La Policía llegó un día al domicilio y lo echó. Sobre él pesa una orden de alejamiento.

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LA PROPIETARIA DENUNCIA QUE LA POLICÍA ECHÓ DEL DOMICILIO A SU HIJO
“Mi hijo tuvo un percance con ella, luego se quejaban de que si mi hijo fumaba, tenía que irse a la calle, hacerlo, porque le molestaba. Un día vino la Policía y lo echaron a la calle, además le pusieron una orden de alejamiento. Él era el dueño de la casa y acabaron echándolo”, cuenta Gabriela.
Llegado este momento, Gabriela y su pareja Luis Miguel deciden volver a la habitación que su hijo había dejado libre, temiendo que la familia se quedaran la vivienda. Ahora, llevan meses conviviendo, ellos dos con ocho personas más. Lo hacen en un piso de poco más de 75 metros cuadrados. En total son diez personas más cuatro perros.

Manifestación contra la okupación
DIEZ PERSONAS Y CUATRO PERROS CONVIVEN EN 75 METROS CUADRADOS
Luis Miguel asegura que se tienen que turnar para salir de casa, temen que algún día salgan y esta familia les cambien la cerradura y se vean en la calle. Les está afectado a su salud diaria, tanta gente en un piso es algo inhumano. El ambiente en la casa es irrespirable.
“Intento caminar por la casa y si me descuido me doy con una pata de una cama de madera que tiene puesta en el pasillo, además de un montón de muebles, es como pasar por una barricada. Esto para mi, es un infierno. Que mi pareja esté en su casa y no pueda disfrutarla. Si le cierras las habitaciones, se atrincheran en otro lado. No entiendo como se permite que ocurra esto”, nos contaba Luis Miguel en los micrófonos de Herrera en Cope Gran Canaria.
Esta pareja ya ha puesto el problema en manos de la justicia, pero, de momento, no han tenido respuesta, por lo que deben seguir conviviendo todos juntos.
Esto para mi es un infierno. Que mi pareja esté en su casa y no pueda disfrutarla...