Estadio Insular, historia de un parque caído en la decadencia, inmundicia y el abandono

En mayo de 2015, el estadio Insular se inauguraba como parque tras un acuerdo entre el Ayuntamiento capitalino que dirigía el popular Juan José Cardona y el Cabildo de Gran Canaria para la demolición de parte de su fachada y abrir a la ciudad el recinto de Ciudad Jardín. La obra de remodelación costó 1,8 millones de euros financiados por ambas administraciones y permitió recuperar para la ciudadanía un parque de 6.000 metros cuadrados de césped, zonas arboladas, una cafetería, un parque infantil, además de la instalación de aparatos biosaludables y un circuito de 300 metros para la práctica de deporte, en las populares gradas del coliseo se instalaron 31 lonas recordando momentos históricos de la UD Las Palmas con la presencia mayoritariamente de los colores del equipo.

El parque es una asquerosidad

Casi una década después la situación del recinto de Ciudad Jardín es muy diferente a la que mantenía cuando se inauguró, según cuenta en Herrera en COPE Gran Canaria el presidente de la Asociación de Vecinos de Alcaravaneras, Carlos Santana, el lugar se ha convertido en “una asquerosidad”, relata que no hay preocupación municipal para mantener las instalaciones y existe un “abandono total, las lonas de las gradas han desaparecido, incluso se mete gente en ellas, están todas resquebrajadas", advierte que "hace un tiempo tuvimos okupas", y alerta de que la zona del marcador se ha derribado cayendo cascotes a la calle”.

Santana critica que la reforma, que se hizo algunos años en tribuna, ha servido para poco porque “ahora está llena de basura, con gente haciendo sus necesidades ahí,” habla de menudeo de droga “incluso la policía local ha intervenido en varias ocasiones para evitarlo”, lo realmente peligroso del asunto es que hay una gran zona de parque infantil y el tráfico de estupefacientes" se hace mucho más grave".

No hay seguridad

La falta de seguridad también es otro de los aspectos que ha denunciado el presidente de la asociación de vecinos, asegura que durante los días laborales, solo hay un agente de seguridad por las tardes, que se amplía a jornada completa los fines de semana y festivos, pero reconoce que “con solo un efectivo de seguridad privada, si ocurre algo en dos zonas diferentes, no puede atender a los dos incidentes.”

Critica que los baños públicos están cerrados, por lo que mucha gente hace en cualquier lugar sus necesidades, se lamenta de que “incluso hemos visto a gente tener relaciones sexuales, no existe la limpieza en el parque porque está el servicio municipal, no tiene competencias,” y pide a las autoridades que tomen ya cartas en el asunto.

En cuanto a los jardines, asegura que “están muy descuidados”, existe una amplia zona verde que es utilizada para eventos de diferente naturaleza y las lonas protectoras no hacen su función porque “cuando acaba el evento el césped está todo quemado”.

En un principio, se le había prometido a los vecinos que en la fachada naciente se construiría un centro de salud pediátrico dirigido a atender a menores afectados por algún trastorno de salud mental “y por ahora no tenemos nada”, también están a la espera de la asociación de vecinos que se les había prometido desde al ayuntamiento “pero no han hecho absolutamente nada”, asegura Santana.

Por las noches se hacen botellones

Santana también habla de incivismo, asegura que muchos ciudadanos celebran cumpleaños o cualquier otro festejo “y no recogen la basura, la deja ahí tirada y nadie se hace cargo de ella, muchos llevan altavoces que suben el volumen y no respetan a los demás”, asegura. "A pesar de que el parque cierra por las noches, los jóvenes se cuelan y celebran botellones en su interior y molestan a los vecinos de los edificios colindantes", concluye.