SOCIEDAD
Pacientes oncológicos de Pequeño Valiente acaban el camino de Santiago: "Estoy aquí por mi hermano"
Jorge, de 11 años, emprendió el camino por su hermano que no puede hacerlo porque está afectado por cáncer cerebral. Daniela de 18, ha superado un linfoma de Hodgkin
Gran Canaria - Publicado el - Actualizado
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En el corazón de la ruta jacobea, una procesión singular avanza con paso firme y corazones llenos de esperanza. Este año, el Camino de Santiago es escenario de una travesía especial: un grupo de menores pacientes oncológicos de la asociación Pequeño Valiente ha decidido enfrentar esta histórica peregrinación con un propósito más allá de lo físico. Ellos no solo cargan mochilas, sino también historias de lucha, superación y un deseo inquebrantable de sanar.
"Estoy aquí por mi hermano"
La mañana despuntaba clara y soleada en Sarria, punto de inicio para muchos peregrinos, cuando nos encontramos con Jorge, un chico de 12 años con una mirada determinada. "Estoy aquí por mi hermano", nos cuenta, mientras ajusta la correa de su mochila. Su hermano está en Gran Canaria, enfrentando una batalla contra un cáncer cerebral que le impide acompañar a Jorge en esta travesía.
"Él siempre ha querido hacer el Camino, pero no puede ahora. Así que yo lo hago por los dos. Cada paso es para él", añade con un brillo en los ojos que no deja lugar a dudas sobre la profundidad de su compromiso. A lo largo del camino, las historias de coraje y resiliencia se entrelazan.
"He superado un linfoma de Hodgkin"
Una de ellas es la de Daniela, una niña de 18 años que ha superado un linfoma de Hodgkin. Su sonrisa y energía son contagiosas, inspirando a todos los que la rodean. "Hubo momentos duros, pero también momentos hermosos. Ahora estoy sana y aquí, caminando hacia Santiago, siento que puedo lograr cualquier cosa", afirma mientras avanza con paso ligero, llevando consigo no solo su historia personal de superación, sino también la de muchos otros niños que luchan diariamente contra el cáncer.
La asociación Pequeño Valiente ha organizado esta peregrinación con un doble objetivo: ofrecer a estos niños y sus familias una experiencia de conexión y superación personal, y también sensibilizar a la sociedad sobre las realidades del cáncer infantil. "Queremos mostrar que, aunque el camino sea duro, nunca están solos. Cada paso que dan es un símbolo de su fortaleza y de la esperanza de que un futuro libre de cáncer es posible", explica un representante de la asociación.
A medida que el grupo avanza hacia Santiago, recibiendo el apoyo de peregrinos y lugareños por igual, queda claro que este no es solo un viaje físico, sino una verdadera peregrinación de esperanza y solidaridad. Para Jorge, Lucía y el resto de los pequeños valientes, cada kilómetro recorrido es un testimonio de su lucha, su espíritu indomable y su inquebrantable fe en la vida. Al final del camino, no solo les espera la majestuosidad de la Catedral de Santiago, sino también la culminación de una travesía cargada de significado y la certeza de que, juntos, cualquier desafío puede ser superado.